AMPLIARFabián Casas

18/08/2008 - exposiciones

"La idea es que los chicos logren crear con estilo propio e independiente"

Dijo Fabián Castro docente y artista encargado del Taller Cerebros, donde se enseña a crear historietas y cortos animados. El espacio tiene más de 35 años de vigencia. Su último corto se proyectó en el Timoteo Navarro, trata el tema de la basura. Publicaron seis compilaciones de historietas. Apuestan al trabajo colectivo. Actualmente trabajan en un nuevo corto.

 Funciona en el turno noche de la Escuela de Bellas Artes.

Fabián Castro tiene 44 años, es docente en Artes Plásticas de la Escuela de Bellas Artes. Además maestro en la escuela 9 de julio. Está a cargo del taller Cerebros, donde se enseña a crear historietas y cortos animados.

En una tarde soleada y calurosa el dibujante, escritor, maestro y profesor tuvo la gentileza de atendernos. Charlamos sobre Cerebros, el Tinta Nakuy 2008, sus proyectos y producciones, entre otros temas.

Cerebros fue formado, en 1973, por el artista plástico Fued Amín, que dictaba cursos libres de cine animado e historietas. “En el 78' con el Centro de Estudiantes armamos talleres abiertos.

En el 80', se hizo cargo del taller Bernardo Vides, que se había formado allí. Nosotros veníamos con la impronta de Amin. Un valuarte en Tucumán, que se preocupó por la difusión y promoción de lo que podríamos llamar artes menores”, explicó Fabián con un lenguaje bastante claro y coloquial.

Hasta 1998 el taller estuvo a cargo de Vides. Ese año llegó Fabián. Tuvo que afrontar la difícil tarea de ponerse el taller a cuestas. “Cuando entré en el 98' no pasaba nada. Bernardo tenía un nombre hecho. Yo venía de la docencia. Siempre dentro de la plástica, en la línea de la historieta. Pero estaba fuera de foco. Entonces presenté un proyecto como docente, llamado el Club de los Cerebros. No había un solo inscripto. Hice volantes, fui por diferentes lugares como la radio, pegué afiches en el turno mañana de Bellas Artes. Esto generó que los chicos de la mañana se enteren. Con ellos se armó un grupito. Empecé a invitar amigos, como Russo, los hermanos Escalante, ambos dibujantes que habían tenido un pasado en historietas locales como La Pucará y La Iguana”, aseveró mientras degustábamos un cortado.

¿Cuándo surgió el primer encuentro de historietistas?

En 1998, en la Escuela de Bellas Artes. Invitamos a gente del ambiente. Luego conocimos a Cesar Carrizo y Escalante. Ellos largaron una muestra denominada La Caricatura Ataca. A penas me enteré que se hacia en el shopping de Yerba Buena, me presenté y al otro día ya estábamos pegando nuestro laburo a la par de ellos, esto dio pie a la UHNIL. En el 2000 ya nos empezamos a reunir y vino Memoria del Golpe. Ese mismo año nacía el Tinta Nakuy. Carrizo quedó como coordinador.

En el Julio Cultural 2008 se hizo el encuentro de historietas, cómic y otro tipo de arte, conocido como Tinta Nakuy. “Creo que es como un tren que funciona solo. Hay que subir el nivel artístico. El manga avanzó demasiado pero nadie le impone un estilo propio. En cambio hay algunos que se destacan por el guión y no por la imagen. Corrí gente del taller diciendole: ‘acá no aprenderás manga, ahora si querés aprender a dibujar, la técnica es universal’. La idea es que los chicos logren crear con estilo propio e independiente”, sostuvo bastante apasionado.

El arte, muchas veces, tiene como función comunicar. “Si uno pretende transmitir, puede ayudar a movilizar cabezas, mostrar otras cosas, puede colaborar en la concientización. También puede hacer todo lo contrario, con pinturas paisajistas o de mero entretenimiento. Sin embargo, el entretenimiento puede abrir mentes, como lo demuestran las obras de Quino y Fontanarrosa”, aseguró.

En el mes de Julio, Cerebros hizo una muestra en el Timoteo Navarro, donde presentó el corto, La basura, un día mas un día menos. “ Eso estuvo buenísimo, quieras o no la chapa a la gente le llega. No es lo mismo estar en la casa sentado con amigos que ir al museo”, comentó.

¿Como definís la manera que tienen de trabajar?

Lo nuestro es un colectivo de trabajo. Nadie es dueño sino todos. Es un delirio mío de crear algo que perdure en el tiempo.

En este sentido, lograr un corto no es nada fácil, el de la basura dura solo 5 minutos. Pero “nos llevó un año hacerlo. Lo más tedioso es la filmación, tarea realmente meticulosa. La técnica que utilizamos se llama Stop Motion. Consiste en sacar fotos a una imagen quieta, moverla y sacarle nuevamente. Se puede trabajar con recortes, dibujos, etc. Nosotros  le agarramos el gustito a los muñecos de plastilina”, explicó.

¿Cómo surgió la idea?

Surgió espontáneamente, cuando estábamos haciendo Fronteras, proyecto actual, que trata sobre el abandono de seres humanos, de tinte existencialista. El de la basura es más ecológico, queríamos hacer algo con una temática que encierre conceptos como pobreza, basura y ecología.

“Este mes lo mandamos a Los Ángeles para un concurso. También a otro del Fondo Nacional de las Artes. Todo lo hacemos a pulmón, desde las ganas y la honestidad, puesto que somos una comunión de gente, en la cual, no me considero el director”, dijo el artista.

Además de los cortos producen historietas. “Tenemos 6 publicaciones en 6 años. Todas se pueden ver y bajar desde tallercerebros.blogspot.com de manera libre, en formato pdf. Este año queremos hacer una séptima edición”, continuó.

Fabián Castro es un apasionado de su trabajo. “Me encanta la animación. Hacer la maqueta y prepararla para mi es muy estimulante. Este último tiempo iba enfermo y cuando veía las primeras tomas terminadas, el ánimo se me iba por las nubes.

¿Y con la historieta?

Soy más profesional. Escribo hasta el cansancio. Laburo diariamente de manera religiosa. Escribo seguido desde hace 10 años. Desde hace 5, poesía. Tengo 3 libritos armados sin editar. Quiero hacer una edición limitada de 100 números con grabados de serigrafía.

En cuanto a tu estilo, ¿cómo te definís?

Tengo un estilo expresionista cuando pinto. En las historietas es expresionismo mágico. Deliro pero siempre digo cosas. No puedo safar de la realidad política. Todo lo vivido no es pasado, sino presente.

Sebastián Ganzburg

sebaganzburg@gmail.com