18/08/2008 - En General

Los jóvenes latinoamericanos, entre desarrollo y limitaciones

Protagonistas indiscutibles del desarrollo, los jóvenes latinoamericanos han experimentado algunas mejorías en sus condiciones socioeducativas y laborales, aunque muchos siguen expuestos a una serie de paradojas que limitan sus posibilidades de desarrollo, sostiene un informe preparado por la agencia española Efe, publicado el domingo or el diario "El Siglo" de la Ciudad de Panamá.

No es casual que la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebrará en El Salvador del 29 al 31 de octubre próximo, tenga por tema “Juventud y Desarrollo”.

Y es que en Latinoamérica viven alrededor de 150 millones de jóvenes, una composición demográfica a la que cualquier proyecto de transformación social en el continente debe prestar especial atención.

A la vez, siente más intensamente el impacto de problemas como el desempleo, cuyas causas no están siendo debidamente atendidas desde el punto de vista de las políticas públicas, la juventud iberoamericana es una fuente por su capacidad creativa de encontrar soluciones.

Una serie de contradicciones que revela el Segundo Informe Iberoamericano de Juventud elaborado por la Organización Iberoamericana de Juventud (OIJ) junto a la Comisión Económica Para América Latina, en el marco del Año Iberoamericano de la Juventud.

El estudio confirma la mejoría experimentada por los jóvenes latinoamericanos en el acceso a la educación. Los jóvenes están más incorporados en los procesos consagrados de adquisición de conocimientos y formación de capital humano que las generaciones precedentes.

La tasa de escolarización en educación media alcanza el 85 por ciento en países como Cuba y Chile, muy por encima de los 47 por ciento de la educación superior en un país como la Argentina.

Lo que no impide que, en muchos casos, se encuentren excluidos del mundo laboral y de la fuente de ingresos para su bienestar. El nivel de desempleo entre la juventud iberoamericana duplica,  en algunos casos hasta triplica, al del resto de la población laboralmente activa.

Tensiones y paradojas

La incongruencia anterior se reproduce con el acceso a la información. Los jóvenes tienen proporcionalmente mayor participación en redes informáticas que otros grupos erarios y también más acceso a información gracias a su alto nivel de escolarización y de consumo de los medios de comunicación.

Es más, el acceso a Internet en general ha mejorado bastante, aunque persisten las diferencias entre las y los jóvenes de mayores y menores ingresos. Mientras los de mayores ingresos se conectan principalmente en sus hogares, los de menores ingresos lo hacen mayoritariamente en sus centros de estudio que no disponen de suficientes ordenadores.

Es sabido que el ciclo de la juventud es aquél en que son muy bajas  las probabilidades vegetativas o “endógenas” de enfermar gravemente o morir. Comparada con la de otros grupos, la tasa de mortalidad de los jóvenes es relativamente baja, 4 por 1000 muy por debajo del 15 por 1000 para los mayores de 65 años.

Pero no es menos cierto que la violencia, los accidentes de tránsito y los suicidios que los afectan no cuentan con programas de salud especiales que atiendan esta realidad, según demuestra el estudio de la OIJ.

El número de jóvenes afectados por las enfermedades de transmisión sexual, incluido el sida, aumenta, así como los embarazos, muchas veces no deseados, entre las jóvenes entre los 15 y los 19 años, que totalizan 76,2 por ciento de embarazos contra una tasa global de la región estimada en 2,37 por ciento.

Lo anterior es una de las principales consecuencias de la pobreza en la que vive actualmente un 35,3 por ciento de los jóvenes, de los cuales un 11,4 por ciento están en condiciones de indigencia, según explicó el secretario general de la OIJ, Eugenio Ravinet.

Esta situación afecta especialmente a los jóvenes provenientes de sectores rurales y a aquellos de origen indígena o afrodescendiente. No sorprende entonces que de un total de 18 países de Iberoamérica 20,4 por ciento de los jóvenes señalen como principal causa para sentirse discriminados el hecho de ser pobre, concluyó el informe de Efe.