El presidente uruguayo Tabaré Vázquez dio el pasado lunes la “señal de largada” para que la coalición gubernista Frente Amplio-Espacio Progresista inicie el proceso de selección de su futuro candidato presidencial para el 2009, al anunciar que el ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori, considerado su favorito, dejará su cargo el mes próximo.
Aunque Vázquez no lo manifestó expresamente, el relevo persigue seguramente liberar a Astori de compromisos oficiales a fin de que emprenda la campaña para ser consagrado candidato de la heterogénea coalición, cuyo definido tinte izquierdista de antaño ha ido diluyéndose a partir de su acceso al poder en 2004.
Todo hace suponer que dentro del Frente el principal contendiente de Astori, máximo representante de la corriente moderada “Asamblea Uruguay”, será el veterano José “Pepe” Mujica, dirigente del “Movimiento de Participación Popular”, fuerza mayoritaria en la coalición, cuya matriz son los ex guerrilleros Tupamaros de los años setenta.
Vázquez, en gesto salomónico, resolvió que Astori y Mujica formen parte de la comitiva que lo acompañará el 15 de agosto a la ceremonia inaugural del presidente electo paraguayo Fernando Lugo.
Entretanto,
las encuestas difundidas en Montevideo indican que en la pugna por la
candidatura presidencial “frentista”, Mujica aventaja a Astori por
siete puntos entre el electorado independiente (59% a 52%, según la
consultora Mori), pero que la diferencia a favor del ex guerrillero
Tupamaro es mucho más holgada entre los simpatizantes del Frente Amplio
(57% y 35%, respectivamente).
Otros sondeos aseguran que la actual
coalición gobernante se impondría sin dificultad, en los comicios
presidenciales del año próximo, a la oposición de derecha representada
por los partidos Nacional y Colorado.
Si bien se estima que Vázquez tiene definidas preferencias por Astori, esa posición no es compartida plenamente dentro del propio Partido Socialista del actual mandatario. Recientemente el secretario general del PS, Eduardo Fernández, declaró en la ciudad de San José que habría que incorporar al debate Astori-Mujica un tercer nombre, ya que ambos, recordó, “representan a la izquierda que viene de los años setenta”. Mencionó entre las nuevas figuras que querría ver en la futura fórmula al ministro de energía, Daniel Martínez y a los dirigentes Daisy Tourné y Enrique Rubio.
La perspectiva de que Astori sea finalmente el candidato presidencial del actual oficialismo oriental provoca alguna aprensión en los países socios del Uruguay en el MERCOSUR, en particular en la Argentina.
Es que el talentoso economista ha sido en los años recientes el principal impulsor de que Uruguay establezca tratados comerciales por fuera del MERCOSUR, en primer lugar con los Estados Unidos de América.
Astori defendió públicamente la necesidad de que su país firmara un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Washington, posición que le valió un duro enfrentamiento con el ex canciller Reinaldo Gargano, antiguo rival de Vázquez dentro del Partido Socialista.
La posibilidad del TLC quedó descartada finalmente, y el gobierno uruguayo optó por suscribir en 2007 con los Estados Unidos un “Acuerdo Marco de Comercio e Inversión”, de alcances más limitados pero que abre las puertas para una serie de convenios comerciales bilaterales.
Sin embargo, acaba de plantearse una vez más la posibilidad de una asociación comercial uruguaya por fuera del MERCOSUR, a través de México, socio de los Estados Unidos y de Canadá en el NAFTA (Area de Libre Comercio de América del Norte).
El director de Asuntos Económicos de la Cancillería uruguaya, Elbio Rosselli, anticipó la semana pasada que su gobierno solicitará al Mercosur una “mayor flexibilidad en las negociaciones externas”.
El propósito sería facilitar la triangulación para exportar productos a través de México, con el que Uruguay ya tiene un TLC, con destino a los Estados Unidos y Canadá sin pagar aranceles.
Hubo informes de prensa en el sentido de que el embajador mexicano en Montevideo ya estaría realizando gestiones ante sus colegas estadounidense y canadiense en procura de este objetivo.
Rosselli, integrante del equipo de Astori, defendió la actitud uruguaya alegando que “el MERCOSUR no contempla las velocidades diferentes que tienen sus países miembros”.
El funcionario uruguayo criticó, de paso, al gobierno argentino, afirmando que “eligió un modelo de desarrollo muy distinto al resto de los socios, con un neoindustrialismo muy proteccionista del mercado interno, con el cual no será fácil compatibilizar la negociación externa del bloque”.
“¿Por qué, frente a esta realidad, entonces, no avanzamos a velocidades diferentes? ¿Por qué no se flexibiliza, de tal modo que tres socios (Brasil, Uruguay y Paraguay) avancen en un acuerdo comercial más rápido, que otro país que tiene una estrategia nacional divergente?”, se preguntó Rosselli.
Reflejo de esta actitud fue la oposición que formuló Astori, en la reciente cumbre del MERCOSUR en Tucumán (Argentina), a que se avalara la posición del gobierno de la presidenta Cristina Fernández en favor de un sistema de retenciones móviles a las exportaciones de granos.
Entretanto Asamblea Uruguay, el sector del Frente Amplio comandado por Astori, busca imprimir a la coalición, antaño definidamente de izquierda, una tónica mucho más moderada, argumentando que ese cambio reflejará la situación real de la sociedad uruguaya.
El diputado Carlos Baráibar, uno de los principales lugartenientes del ministro de Economía y Finanzas saliente, declaró en reciente reportaje periodístico que “el Frente Amplio ganó las elecciones de 2004 porque desde 1994 hubo un proceso de acumulación de fuerzas ,con la creación del Espacio Progresista (integrado por ex miembros del Partido Nacional) que permitió incorporar a otra gente. Hoy el Frente Amplio no está haciendo eso. El gran desafío es cómo hacer para que tengamos hoy la mayor acumulación posible”.
Este giro moderado provocó cimbronazos dentro del Frente Amplio. El mayor fue sin duda el protagonizado por su sector más izquierdista, el “Movimiento 26 de Marzo”, uno de los fundadores de la coalición en 1971, que en enero de este año anunció su definitiva desvinculación del Frente Amplio.
El ex diputado Eduardo Rubio, uno de sus dirigentes, explicó la escisión al afirmar que “el Gobierno ya no representa el proyecto histórico de la izquierda. Dejó en el camino la definición antiimperialista que identificó desde su origen al Frente Amplio. Por el camino quedaron la reforma agraria, la justicia social y la salud como derecho fundamental para todos”.
Aunque crítico de algunas posiciones gubernamentales, se mantiene en cambio dentro del Frente el antaño poderoso Partido Comunista. Su secretaria general, Marina Arismendi, ocupa la cartera de Desarrollo Social en el gobierno de Vázquez y hace poco reconoció que si Astori es consagrado candidato presidencial, lo apoyará.
Por Oscar J. Serrat
De la redacción de MERCOSUR Noticias (Télam)
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