Hace un mes, el buque salió de Ushuaia, Argentina. Desde entonces la embarcación permanece flotando en Atlántico Sur. El coronavirus contagió a más de la mitad de los tripulantes y pasajeros, que debieron cancelar su recorrido turístico por la Antártica.
Detalles.
Las autoridades uruguayas montaron un corredor humanitario desde el puerto de Montevideo hasta el aeropuerto uruguayo. El Greg Mortimer, fondeado frente a Montevideo desde el 27 de marzo, ingresó al muelle a las 11.30 local (1430 GMT). Y los pasajeros embarcaron rumbo a Miami a las 16 (2300 GMT).
Un vuelo chárter de Miami Air, preparado con equipamiento y personal médico, desembarcará a los turistas en Florida, informó Aurora Expeditions, propietaria del crucero. Desde ahí los ciudadanos europeos y canadienses -nueve en total- regresarán a sus países en vuelos comerciales.
“Va a quedar la tripulación cumpliendo cuarentena”, explicó hoy Ernesto Talvi el canciller uruguayo en el puerto mientras desembarcaban los turistas. Tras la cuarentena el buque zarpará a Las Palmas, España, que era su destino final.
El viernes 112 pasajeros australianos y neozelandeses fueron evacuados del barco para tomar un vuelo chárter a Melbourne, Australia. En su mayoría estaban infectados con COVID-19. En la ciudad australiana siguen en cuarentena 111 mientras un pasajero permanece internado.
El estado de salud de los pasajeros que desembarcaron el miércoles en Montevideo es bueno, explicó a The Associated Press el doctor Marcelo Gilard, director de Asistencia Prehospitalaria del Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay (CASMU), uno de los dos sanatorios donde permanecen internados tripulantes y pasajeros del crucero. También hay dos pasajeros internados en el Hospital Británico de Montevideo.
Desde que el buque está fondeado ocho personas fueron evacuadas e internadas. La mayoría cursó la enfermedad en centros de salud sin mayores complicaciones. De ellas, tres pasajeros siguen internados y un tripulante filipino de 49 años permanece en terapia intensiva en estado crítico, informó CASMU a la AP.
El médico del crucero, el colombiano Mauricio Usme, atendió a la tripulación y a los pasajeros hasta que su estado de salud se lo impidió. Fue evacuado de urgencia el 11 de abril y el miércoles fue dado de alta. Al salir del sanatorio CASMU fue aplaudido por sus colegas uruguayos y volvió al crucero a cumplir la cuarentena con los 83 tripulantes.
El Greg Mortimer había partido del puerto de Ushuaia en Tierra del Fuego, Argentina, el 15 de marzo cuando las autoridades de ese país cerraron las fronteras.
“La tripulación sospecha que pudieron haber tomado contacto (con el virus) en Ushuaia. La ciudad es como un aeropuerto, hay tránsito de todas las nacionalidades y es una parada donde la tripulación desciende a recreación”, explicó Gilard a AP.
“Continuaremos apoyándolos a ellos y sus familias en las próximas semanas y meses. Hemos establecido un servicio a bordo de asesoramiento durante la cuarentena y también telemedicina para quienes están en Melbourne”, señaló Aurora Expeditions en un comunicado.
Los 86 tripulantes permanecerán en cuarentena a 20 kilómetros del puerto de Montevideo en la zona de fondeo y servicios hasta cursar la enfermedad por completo.
“Si hubiere algún caso donde la salud de la tripulación se agravara, también los vamos a hacer descender para atenderlos”, explicó el canciller Ernesto Talvi.
Hoy en Montevideo investigadores del Institut Pasteur y la Facultad de Ciencias develaron que las primeras cepas de coronavirus en Uruguay ingresaron a fines de febrero en personas que arribaron de España y Canadá. En la primera semana de marzo llegó la tercera cepa desde Australia.
La información se conoció tras secuenciar el genoma de la primera decena de infectados en Uruguay. El 13 de marzo se registró el “caso cero” en Montevideo. Hasta el miércoles fallecieron ocho personas, se recuperaron 260 y fueron hechos casi 10.000 test en el país sudamericano. Catorce pacientes permanecen en cuidados intensivos.
El nuevo coronavirus ha infectado a más de dos millones de personas y causado la muerte a más de 129.000 en todo el mundo, según el Centro de Ciencias e Ingeniería de Sistemas de la Universidad Johns Hopkins, que basa sus datos en los informes de los gobiernos y las autoridades de salud de cada país.
En la mayoría de la gente provoca síntomas leves o moderados que desaparecen en dos a tres semanas. Pero en algunas personas, sobre todo los adultos mayores y quienes padecen trastornos de salud subyacentes, puede causar enfermedades más graves e incluso la muerte.
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