En la continuidad de la audiencia, Antonio Bussi, dejó de lado toda simulación sobre su salud y retornó a las lágrimas, la reivindicación de los métodos aberrantes de la dictadura y se reconoció como responsable de todo lo ocurrido. Ha reaparecido el Bussi verdadero. Precisamente ahora, que se acerca el momento de la Verdad.
En su reconocido tono castrense dio lectura a su alegato en el que insistió sobre la existencia de una guerra contra el “enemigo marxista”.
En la primera parte de la audiencia de ayer, en el juicio que se celebra contra Antonio Domingo Bussi y Luciano Benajamín Menéndez, por el secuestro y desaparición del ex senador Guillermo Vargas Aignasse, se completó la lectura de la acusación, tarea que consumió las primeras dos horas de la reunión.
Posteriormente, al momento de su exposición, Antonio Bussi comenzó con una introducción refiriéndose a su salud y soltó las primeras lágrimas cuando efectuaba un reconocimiento a los médicos tucumanos que lo atendieron y se recompuso cuando rechazó el informe profesional, realizado por el perito de la Corte Suprema de Justicia, José María David, quien indicó que no necesitaba la asistencia respiratoria y que estaba en condiciones de asistir a la audiencia.
La declaración, que fue leída en su totalidad, Bussi, sin sacarse la “bigotera” con la que recibe oxígeno suplementario, cuestionó como una “aberración jurídica” la “omisión sistemática, deliberada, arbitraria e intencional del marco histórico de la guerra que tuviera lugar -dijo- en Tucumán” contra lo que llamó “la agresión marxista leninista”.
A medida que avanzaba su discurso su rostro se transformaba en su viejo rictus de cejas encorvadas y la mirada se aceraba. Sabía que era el centro de la escena y la soberbia oportunidad lo envalentonó para continuar hasta con animada gestualidad que pusieron al descubierto la falsedad de sus argucias sobre los achaques a su salud.
Había recuperado esa tonalidad que pretende paralizar al interlocutor. “Estábamos en guerra y bajo estado de sitio”, enfatizó al menos en dos oportunidades Bussi y como quien remata una frase de la doctrina que encarna al agregar que “los ideólogos de la subversión” que, según denunció, distorsionan la verdad histórica, “hoy (son) gobierno”.
Y la otra frase que repetirán hasta el cansancio, “en Tucumán se llevaron a cabo acciones específicamente militares” y en tal sentido sostuvo que “la figura del desaparecido es un arbitrio psicológico de la subversión para disimular las bajas en combate”.
Luego, ante el interrogatorio realizado por el fiscal Alfredo Terraf, puso lo mejor de su repertorio para eludir, como siempre, su responsabilidad. A estas alturas, eligió, como siempre, las palabras para descalificar a la víctima, para seguir hiriendo a los hijos de la víctima y esconderse en la impunidad del victimario uniformado.
Había vuelto a ser fiel a su estilo. El militar consciente de todos sus actos. Reapareció el Bussi de siempre. Ahora son muchos los que se dieron cuenta que se escudó detrás de la mochila de oxígeno y que innecesariamente busca despertar lástima, bajando en silla de ruedas. Ha reaparecido el verdadero. Precisamente ahora, que se acerca el momento de la Verdad.
Isauro MartínezTodos los derechos reservados Copyright 2007
Terminos y usos del sitio
Directorio Web de Argentina
Secciones
Portada del diario | Ediciones Anteriores | Deportes | Economia | Opinion|Policiales
Contactos
Publicidad en el diario | Redacción | Cartas al director| Staff