Dijo Alberto Benegas, el reconocido actor tucumano que mañana protagonizará al escritor norteamericano Bukowsky, en la obra “Buk”, dirigida por Victor Hugo Cortés. Es la historia de “un hombre que atraviesa por la crudeza, la experiencia del abandono, el rechazo permanente”, comentó.
Se pondrá en escena mañana, a las 22, en el Virla.
Alberto Benegas tiene una trayectoria más que importante. En 1964 fue convocado para integrar el Teatro Estable de Tucumán. Allí Protagonizó Rómulo Magno, bajo la dirección de Díaz Ulloque; Volpone, dirigido por Roitman y El Conventillo de la Paloma, dirigido por Carlos Olivera, entre muchas otras.
Posteriormente se instaló, en 1981, en Buenos Aires y su éxito no paró de crecer. Protagonizó varias obras. Adaptó textos. Dirigió algunas y se dio el lujo de hacer cine, donde su fama trascendió las fronteras del país. Su film más recordado es Tiempo de Revancha, dirigida por el genial Adolfo Aristarain. En medio del ensayo de Bunk, se dio un tiempo y nos atendió amablemente.
Bukowsky, el escritor norteamericano, portaba una personalidad única. “Hay una multiplicidad de conductas que están marcadas por momentos de reflexión. Una pieza totalmente psicológica. Un hombre que atraviesa por la crudeza, la experiencia del abandono, el rechazo permanente. Cuestiona un sistema de vida. Desde esa filosofía que considera innecesaria. Y tiene razón. Mucho de lo que se dice en la obra, con mi mujer, paseando por Buenos Aires, lo aplicábamos. Es cuestionar a una determinada intelectualidad”, comentó Benegas con tono pausado. Algo desalineado. Estaba en pleno trabajo.
Parece un personaje difícil. “Interpretarlo es una responsabilidad enorme. Bukowsky no es fácil. El no puede mostrar un retrato social de su familia. Esto también complica un poco su existencia. Tomar contacto con él es bucear en cosas realmente profundas”, aseguró en tono tucumanamente porteño.
¿Y cómo surgió
la propuesta?
La propuesta surgió en octubre
del año pasado, mientras comíamos un asadito con
Victor. En ese momento él estaba trabajando asiduamente en el
texto, lo terminaba, lo revisaba, lo corregia... Entonces me dice:
mirá estoy con un proyecto. Creo que
sos el tipo indicado para hacerlo. Y acepté.
Pero vos vivís en Buenos Aires y el en Tucumán. “Claro, lo particular fue que no se si hizo lo habitual. Es decir, una lectura de mesa donde intercambiás opiniones con el director. Sino que la cosa fue por mail. Me pareció un texto redondo, bien construido”, continuó el experimentado actor, acompañado a su derecha, por su mujer.
Buk tienen una impronta meramente psicológica lo que complica cualquier actuación, fundamentalmente por el hilo narrativo.
“No hay un nexo entre los texto. Surgen de pronto. Distinto es cuando leés un clásico y sabés que tenés nexos por donde agarrarte”. O sea que te tenés que introducir totalmente. Así es, esto requiere una concentración total. Imaginate que estás hablando de un huevo frito y de pronto saltás al velorio del vecino. Un delirio constante”, explicaba apasionadamente.
El teatro es tu hogar y el cine ¿tu
segunda casa?
Sin duda, yo creo que todo parte del
teatro como actividad madre. Lugar de donde se disparan las otras
disciplinas. Pero a raíz de la tv estamos perdiendo ese
contagio que provoca la voz, el decir, la postura escénica.
En la actualidad la improvisación se convirtió en un emblema para muchos grupos nuevos de teatro. “Creo en la improvisación, en la medida que sirva para fijar un texto. La improvisación se hace en base a una memoria donde están almacenadas ciertas experiencias. Podés reaccionar en función de eso. La mas importante es la que te agarra desprevenido. Esa que no está almacenada, esa experiencia que no has vivido, sobre la que podés desarrollar algo. Sirve fundamentalmente para crear una historia personal”, sostuvo con natural autoridad.
¿Entonces no te gustan algunos
directores nuevos?
Hay muchos directores que me interesan.
Pero resulta que la forma de dirección moderna está
llevando a restarle voz a los actores, a quitarnos presencia
escénica. Por suerte quedan algunos viejitos que están
caminando bien, como Fernández.
En cambio en el cine, “hay una gama amplia como Aristarian. Hace poco vi una pelicula filandesa en compañia de un director joven salteño. Me dijo: cómo me gustaría ésta forma de actuación para alguna de mis películas. Y le contesté: el latinejo no se nos ira jamás. Nacimos en una zona caliente del mundo. Si vos me eligieras para una de tus películas y quisieras que mi actitud sea como la de estos actores, tendrías que pagarme como 10 años en Finlandia para que empiece a funcionar el frío en mi. La estética, una pinturita”, se explayó en tono anecdótico.
Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com
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