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03/08/2008 - Teatro

Personalmente Einstein vuelve a escena

El sábado a las 22, en el Círculo de la Prensa, regresará a escena uno de los tantos éxitos del gran director Leonardo Goloboff. El unipersonal interpretado por Juan Tríbulo se estrenó en Tucumán en el 2003 con sucesivos éxitos. Está escrita por el canadiense Gabriel Emmanuel. La obra muestra el costado humano del genio, sus dudas, frustraciones, pasiones, debilidades y errores. Ovacionada por toda la crítica.

4 únicas funciones los sábados de agosto.

El unipersonal cuenta con la consagratoria actoral de Juan Tríbulo, unánimemente elogiada por la crítica de todos los lugares donde se presentó. La dirección y versión es de Leonardo Goloboff. El autor del libro original es el canadiense Gabriel Emmanuel, con una traducción al español del mexicano Bruno Schwebel. La producción ejecutiva está cargo de Mariana Ezcurra, conformando parte del Equipo Teatral Dominó, responsable también de éxitos recientes como El chico de la última fila y Mate amargo con bizcochuelo dulce.

Einstein tiene 70 años. No puede, o no quiere, focalizarse en un solo tema. Su mente salta de la explicación del porqué de la fuerza de gravedad, de la interacción entre luz y materia, de sus conceptos de espacio y tiempo, a datos de su historia doméstica, su infancia, el recuerdo de sus padres, su amor por la música, la anécdota de la brújula, sus mudanzas, sus años de estudio en el Instituto Politécnico de Zurich, sus matrimonios con Mileva y Elsa, su Premio Nobel, la llegada de Hitler al poder, su traslado a Estados Unidos, su alerta a F. D. Roosevelt sobre la bomba atómica, su labor en la Universidad de Princeton.

Lo verdaderamente atrapante del texto, es descubrir el costado humano del genio, sus dudas, sus frustraciones, sus pasiones, sus debilidades, sus errores. "Dios no juega a los dados con el mundo", reflexiona, resistiéndose a la dictadura del azar. "¡Triste época la nuestra! Es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio", advierte acerca de los peligros de la intolerancia y la estrechez mental.

Juan Tríbulo ha estado con su espectáculo por el interior de nuestra provincia, por Santiago del Estero, Salta, Jujuy, San Luis, Villa Mercedes, Santa Fé, Entre Ríos, varias veces en Buenos Aires, en La Plata, en Tandil, El Bolsón, Diamantina (Brasil), Montevideo (Uruguay) y durante quince días seguidos en el Versus Teatre de Barcelona, España.

Las críticas, en todos los lugares donde se presentó, llenó de elogiosas al actor y director. Se hicieron casi 150 funciones desde su estreno en el año 2003.

Dijo el diario El Día, de la ciudad de La Plata: "Lo primero que sorprende de "Personalmente Einstein" es el asombroso parecido físico entre el actor y el científico. La composición que hace Tríbulo de su personaje es cuidada y meticulosa. Su vestimenta, su andar, su acento, su cadencia, sus gestos, su mirada, sus tics, todo recuerda al sabio alemán. La excusa dramática es una charla o clase, en la que los espectadores juegan el rol de alumnos. Con un motivo válido para 'romper la cuarta pared', el conferencista dialoga con la gente, en un tono informal, casi confesional".

Decía el científico: "Curiosa es nuestra situación de hijos de la Tierra. Estamos por una breve visita y no sabemos con qué fin, aunque a veces creemos presentirlo. Ante la vida cotidiana no es necesario reflexionar demasiado: estamos para los demás. Ante todo para aquellos de cuya sonrisa y bienestar depende nuestra felicidad, pero también para tantos desconocidos a cuyo destino nos vincula una simpatía.

Pienso mil veces al día que mi vida externa e interna se basa en el trabajo de otros hombres, vivos o muertos. Siento que debo esforzarme por dar en la misma medida en que he recibido y sigo recibiendo. Me siento inclinado a la sobriedad, oprimido muchas veces por la impresión de necesitar del trabajo de los otros. Pues no me parece que las diferencias de clase puedan justificarse: en última instancia reposan en la fuerza. Y creo que una vida exterior modesta y sin pretensiones es buena para todos en cuerpo y alma". (Albert Einstein, Mi visión del mundo, Fábula Tusquets, Barcelona, 1995)

El 2 de agosto de 1939, Einstein escribió a Roosevelt, presidente de los EE.UU.: "... en los últimos cuatro meses se ha logrado efectuar reacciones nucleares en cadena... Este nuevo fenómeno podría aplicarse también a la fabricación de bombas de una enorme potencia".

Por una paradoja del destino este declarado pacifista puso así en marcha el mecanismo que daría nacimiento a la bomba atómica. Seis años después, y ante el anuncio de Hiroshima, comentaba melancólicamente: "Si lo hubiese sabido... no habría escrito jamás esa carta".

El hombre que sentía un disgusto profundo ante el asesinato de otro hombre, que experimentaba una intuitiva aversión por toda especie de crueldad y odio y que, por ello mismo, fue un acérrimo enemigo del nazismo (a tal punto que la carta citada nació de su temor de que Hitler construyera, antes que nadie, el terrible instrumento), se vio implicado en el nacimiento del más poderoso artefacto de muerte que ha conocido la humanidad, no sólo por las palabras que dirigió a Roosevelt sino también porque su teoría abrió el camino a las investigaciones que desembocaron en la liberación de la energía atómica.

Pero es demasiado simple reducir la vastedad de este genio a la medida de la dramática consecuencia deducida de su teoría, ya que Einstein, además, contribuyó con sus trabajos a modificar la imagen tradicional que el hombre tenía del mundo físico. Figura extraordinaria en el plano científico, no lo fue menos desde un punto de vista simplemente humano: profundamente comprometido con los problemas de su tiempo, Einstein fue básicamente "intransigente" frente a toda autoridad erigida sobre el prejuicio, la violencia y la intolerancia; de allí su posición combativa contra la loca carrera del rearme, contra el absurdo de la guerra fría.

Porque el mayor teórico de la época moderna no se limitó a ser un observador encerrado en su "torre de marfil": como convencido pacifista, nunca rehuyó enfrentar los conflictos más dramáticos del mundo  contemporáneo. (Tomado de Los hombres de la historia , fascículo Nº 5 dedicado a Einstein,  Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1968)


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