El gobierno colombiano volvió hoy a pedirle a Cuba que arreste y les entregue a los guerrilleros del ELN afincados en ese país, que firmaban parte del equipo negociador de paz del grupo.
"Hacemos ese llamado al gobierno cubano para que nos ayude a que se haga justicia en Colombia", precisó este martes el presidente, Iván Duque. Colombia, bajo el argumento del respaldo dado por el Consejo de Seguridad de la ONU y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de rechazo al terrorismo y apoyo al país, rompió con los protocolos de seguridad otorgados a los negociadores de paz del ELN y ahora los quiere en una celda.
Desde que se confirmó que el Ejército de Liberación Nacional (ELN) perpetró el atentado suicida con coche-bomba que acabó con la vida de 21 personas y dejó heridas a más de 60 al interior de la principal academia de policía local, Bogotá insiste en que La Habana reconozca que se eliminó el salvoconducto a los rebeldes.
"Hacemos un llamado respetuoso al gobierno cubano para que proceda con las órdenes de extradición y puedan entregar a las autoridades colombianas a los responsables de esa organización, para que paguen las penas que se merecen por ese execrable hecho", reiteró Duque.
Miguel Ceballos, alto comisionado para la Paz, afirmó hoy que "las circunstancias cambiaron" y que pese al respeto que Bogotá le profesa a Cuba es pertinente y procedente la entrega de los diez negociadores guerrilleros.
"Ellos estaban en La Habana para hacer una negociación de paz no para hacer actos de terrorismo, eso fue lo que cambió", sentenció Ceballos en diálogo con radios locales.
Varios sectores políticos del país han cuestionado que el gobierno de Duque no respete los protocolos pactados por su antecesor con el ELN en caso de rompimiento de las negociaciones de paz y que sirven de garantía para su retorno a Colombia, sin ser detenidos.
Esos protocolos fueron respaldados por los países garantes de la negociación, que además de Cuba incluyen a Noruega, Venezuela, Chile y Ecuador.
Para Mauricio Jaramillo, profesor de la Facultad de Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario de Bogotá, la decisión de Duque es un giro al pasado cuando el gobierno de Alvaro Uribe reclamaba a la región tomar partido en su lucha contra la antigua guerrilla de las FARC.
"Esto es volver atrás y desconocer la tradición diplomática latinoamericana de no injerencia. Los países que han intervenido como garantes lo fueron por invitación de Colombia y este es un giro que es muy difícil de entender para los vecinos", explicó Jaramillo a ANSA.
Para el académico es evidente que habrá un daño en las relaciones con La Habana y aseguró que es poco probable que Cuba ceda a las pretensiones colombianas, porque su papel de mediador y como país anfitrión de las charlas, a petición de ambas partes, es inquebrantable.
"Va a ser muy difícil después esto que países, incluidos los de derecha, estén dispuestos a servirle a Colombia en cualquiera de las figura que contempla una negociación de paz", sentenció Jaramillo. (ANSA).
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