Las tensiones en temas comerciales, con Estados Unidos que pide "aceptar nuestro lenguaje", y el clima, sobre lo cual China se alió a Francia, marcaron el inicio del G20 y se acentúan las dudas en consensuar un documento final.
La jornada comenzó en Buenos Aires las 7.23 (hora local) con la llegada del presidente estadounidense, Donald Trump, a la Casa Rosada, donde fue recibido por el anfitrión, Mauricio Macri.
Tras un "berrinche" del mandatario republicano que tiró los auriculares aduciendo una mala traducción, ambos cruzaron elogios y palmadas, recordando viejos tiempos de negocios comunes en Nueva York.
"Estás haciendo un trabajo fantástico", dijo Trump a Macri.
"Los dos líderes reiteraron su compromiso compartido de enfrentar los desafíos regionales como Venezuela y la actividad económica depredadora china", explicó luego un comunicado escueto de la delegación norteamericana.
Mientras el canciller argentino, Jorge Faurie, destacó que la bilateral fue "altamente positiva" y remarcó que "está claro que Argentina tiene el respaldo de Estados Unidos". Los 18 jefes de gobierno y Estado fueron arribando a Costa Salguero, a orillas del Río de la Plata, en la zona súper blindada de la ciudad para dar comienzo a las deliberaciones a puertas cerradas.
Pese a lo cual trascendió que siguen tensas las negociaciones de los términos de un comunicado final que debería darse a conocer este sábado.
El "halcón" Jhon Bolton lidera la delegación norteamericana y una fuente de la Casa Blanca sintetizó la situación: "o aceptan nuestro lenguaje o no adheriremos a la declaración". Al parecer, Bolton pidió no citar el libre comercio sin acompañarlo de un "comercio justo", ni la necesidad de reforzar las instituciones comerciales internacionales y menos áun una referencia al Acuerdo de París sobre el clima. Las declaraciones del premier italiano, Giuseppe Conte, ratificaron lo "delicado" de la situación en esos dos ejes, y auspició "salvaguardar una línea de diálogo; no podemos retroceder porque si adoptamos una línea diferente, habrá reacciones y se formará una espiral".
En ese sentido se expresaron los líderes del grupo BRICS, reunidos al margen de la cumbre, al rechazar el proteccionismo y apoyar el Acuerdo de Paris. Aunque el saliente Michel Temer esbozó garantías en esa dirección, hay dudas de que su sucesor, Jair Bolsonaro, muy encolumnado con Trump, mantenga la línea.
En la vereda de enfrente a la Casa Blanca, Francia y China cerraron filas en torno al documento del COP firmado en 2015, decididos a aprovechar la "ocasión de tomar conciencia colectiva de un modo más determinado para proteger el ambiente".
El canciller de Pekín, Wang Yi, dijo, en dos ocasiones, algo que pareció aludir a la defección de la Casa Blanca de Trump en esa materia: "Nosotros no vamos a cambiar nuestras posiciones".
La primera jornada no contó con Angela Merkel, tras quedar varada en su país el jueves a la noche por un problema técnico del avión. La canciller llegó al caer la tarde, en un vuelo de una línea española, para sumarse a la gala prevista en el Teatro Colón.
En las deliberaciones estuvo el príncipe saudita Mohammed bin Salman, el primero en llegar pero que permanecía recluido en su Embajada, al convertirse en el invitado incómodo tras la denuncia en la justicia argentina por parte de Human Right Watch por supuestos crímenes de lesa humanidad en Yemen y el caso Khashoggi.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, lo saludó con un efusivo choque de palmas y luego se supo mediante el vocero del Kremlin que se prepara una visita de Salman a Moscú. Habrá que esperar al cierre de la primera cumbre del G20 en Sudamérica para develar las incógnitas, pero también a la bilateral -con cena incluida- de Trump y el líder chino, Xi Jinping. (ANSA).
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