Michelle Janikian, escritora especializada en temas de marihuana para publicaciones como Herb, Playboy y Rolling Stone, cuenta que cuando le dice a alguien en lo que trabaja, pasa el resto del tiempo “tratando de actuar como una persona de lo más normal” para que no vayan a pensar que está drogada.
Detalles.
Adam Salcido relata que cuando hace dos años empezó a trabajar para una compañía en el sur de California que organiza eventos de promoción de la marihuana, tuvo que pasar rato largo convenciendo a sus padres que no es un drogadicto.
El estereotipo del marihuanero es difícil de erradicar.
Pero ahora que la marihuana está legalizada en varios estados y están empezando a surgir empresas vinculadas a la hierba, esas compañías están tratando de eliminar el estereotipo de que quienes fuman marihuana son unos flojos desempleados que viven con sus padres y se pasan la vida en un sofá.
MedMen, una cadena de tiendas de marihuana y productos afines que se considera la “tienda Apple para los marihuaneros”, recientemente lanzó una campaña publicitaria de 2 millones de dólares para despejar la imagen que se tiene comúnmente de los que ingieren esa droga.
La campaña incluye imágenes de gente común, como una abuelita, una maestra de escuela, un ejecutivo de negocios, un jugador de fútbol americano y una enfermera. Las imágenes han sido publicadas en vallas, autobuses y en sitios web por una compañía que posee dispensarios en Los Ángeles, Las Vegas y Nueva York. Al lado de cada foto, está la palabra “marihuanero” tachada, y en su lugar una descripción del trabajo de cada una.
Las historias de esos personajes están incluidas en el website www.forgetstoner.com, donde además dice por qué esa persona fuma la hierba. Las razones van desde tratamientos médicos para trastornos como migrañas o ansiedad, hasta porque simplemente disfrutan de la sensación de levedad.
“Lo que queremos decir es que por definición, un estereotipo es definir a una persona en base a una sola característica mala”, dijo Daniel Yi, director de comunicaciones de MedMen y antes reportero del Los Angeles Times. “Se trata de gente que es también una abuela, es un padre, es un hijo, un hermano”.
Judd Weiss, director general de la empresa de cannabis Lit.Club, cree que la industria debe hacer aun más. Sugiere una campaña publicitaria para dar la imagen de la marihuana no solo como algo respetable sino como el equivalente de un buen whiskey escocés.
Por ello, afirma, Lit.Club vende filtros “que no lucen embarazosos en un teatro de ópera”. Son refinados, de diseño delicado. Compara el aroma y el sabor de la marihuana de su compañía con un buen brandy.
“Al igual que el Tesla, queremos ser vistos como un producto de lujo, pero asequible”, declaró.
El website Leafly, usado por marihuaneros expertos para compartir criterios, ha sacado anuncios en el New York Times y ha organizado eventos en encuentros culturales como el de South by Southwest en Austin, Texas. Asegura que la marihuana allana el camino para un mejor sexo y una buena salud.
Aun así, hay quienes denuncian que esa campaña de mercadeo está enmascarando las realidades del consumo de drogas.
“No es controversial decir que la marihuana puede resultar adictiva para algunas personas, que puede causar enfermedades mentales, que puede causar problemas al volante, que quita la motivación, que los usuarios son más propensos a abandonar los estudios”, dijo Kevin Sabet, presidente de una agrupación llamada “Smart Approaches to Marijuana” (“Estrategias Inteligentes hacia la Marihuana”) y ex asesor en políticas de drogas para las presidencias de Bill Clinton, Barack Obama y George W. Bush.
Sabet acusa a la industria del cannabis de tratar de “enganchar” a los chicos con galletitas y otros comestibles en un intento por emular a la industria tabacalera, aunque reconoce que la marihuana sí tiene valor medicinal.
Fueron esos comestibles los que llevaron a Cindy Paul de Billings, Montana, a una tienda de marihuana en Portland, Oregón, hacia unas semanas para probar marihuana por primera vez en 25 años. Paul, de 55 años y quien fumaba marihuana clandestinamente en sus años de adolescente, dijo que tomó la decisión porque estaba en un estado donde es legal y donde podía conseguir la droga en una forma que no se necesita inhalar.
“Sí creo que tiene valor medicinal, pero no es por eso que la uso, la uso para divertirme”, expresó Paul. “Considero que no es nada distinto a beberse una cerveza”.
Para poder persuadir a gente como Paul, el experto en mercadeo Robert Miner dice que la industria de la marihuana necesita usar valerse de películas y programas de televisión para cambiar las percepciones negativas.
En una época era común la imagen de marihuaneros anestesiados como los personajes de las películas cómicas de “Cheech and Chong”. Pero ahora que la droga se ha vuelto legal y de uso común, hay que cambiar el mensaje, especificó.
“Para la población consumidora de cannabis, ese estereotipo del marihuanero despistado y relajado que condujo a una mayor aceptación es ahora un impedimento para que puedan admitir abiertamente su consumo”, dijo Miner, cuya empresa Miner & Co. Studio trabaja con estudios de televisión y otros medios de comunicación en la creación de imágenes.
Un show que presenta una imagen más moderna del consumo de marihuana es “High Maintenance” del canal de cable HBO. El protagonista principal es un vendedor de marihuana que va en su bicicleta por las calles de Nueva York, vendiéndole hierba a todo tipo de personajes, desde parejas recién jubiladas a jóvenes que están incursionando por primera vez en el mercado laboral. Lo único que tienen en común es a este facilitador der la droga.
Es uno de los shows preferidos de Janikian, a quien le encantaría ver otros de ese mismo tipo. Pero por la ahora, la joven escritora que divide su tiempo entre Nueva York y México continuará siendo discreta sobre su uso de marihuana.
A veces usa una crema para aliviar su ansiedad y después de un día estresante fuma marihuana para relajarse “al igual que una persona normal” tomaría una copa de vino, expresó.
Pero ella sabe que esa gente “normal” no siempre aprueba de su inclinación.
“Me dicen, ‘di la verdad, a ti simplemente te gusta fumar hierba’”, relata la joven en medio de risas.
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