Atlético Tucumán lo ganaba 1-0 y estrelló un tiro en el palo, pero se equivocó en el fondo y Bieler convirtió el empate. Tremendo clásico en la previa de la Superliga.
Luis Miguel volvió a ser un clásico. Si tenés menos de 20 años y te enganchaste con la popular serie online, sabrás que Luismi era una megaestrella de la música y que sus cassettes (si no sabés, googleá) volaban de las disquerías (insistimos: googleá). Pero también hay otra estrella, de idéntico nombre y similar popularidad. Por lo menos, en Tucumán. Luis Miguel Rodríguez fue, otra vez, la única razón por la que Atlético Tucumán tuvo un ratito de show en el José Fierro. Pero cuando al astro decano se le cortó el wifi, el capítulo se pinchó. No hubo señal. Y San Martín, por oficio e insistencia, lo terminó empatando.
Porque un error en el fondo fue capturado por un Santo rápido, que buscó presionar las salidas rivales. El ADN de Forestello, el clon argento del croata Dalic, se vio más en el segundo tiempo que el primero. San Martín fue más prolijo, atacó mejor y ocupó con inteligencia los espacios. Presionó y se replegó. Y cuando pudo, atacó y convirtió. Bieler, goleador implacable, le metió un amago con piosterior bombazo a Sánchez (ya había salido Lucchetti por lesión) y empató un clásico muy clásico. Como Luismi.
Olé
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