Colombia estará el próximo domingo ante un momento histórico de su política interna, cuando escoja en el balotaje presidencial entre dos candidatos inéditos: el izquierdista Gustavo Petro y el derechista Iván Duque.
Ambos llegaron a este punto luego de superar en la primera vuelta a otros cuatro aspirantes y tras obtener el 39,14% de la votación en el caso de Duque y el 25,08% para Petro, con una diferencia de sufragios mayor a los dos millones.
Que Duque y Petro se enfrenten en un balotaje resultaría impensable hace dos décadas, cuando la política colombiana estaba dominada por dos partidos tradicionales de centro (Liberal y Conservador), que se repartían los mandatos.
Para Mauricio Jaramillo, doctor en Ciencias Políticas y profesor titular de la Universidad del Rosario en Bogotá, el balotaje del domingo "es el resultado de dos fenómenos", uno estructural y otro coyuntural.
Estructural porque ambos son la evidencia del "desprestigio de los partidos políticos tradicionales" que llevaron al país a tomar partido por dos "grandes fuerzas políticas: una izquierda renovada moderada y una derecha también moderada".
El coyuntural pasa por el proceso de paz firmado con el grupo guerrillero FARC que "organizó ideológicamente a Colombia" entre los críticos que se fueron a la derecha y sus defensores que se alinearon a la izquierda.
"A raíz de esa evolución estructural y coyuntural es que vemos una segunda vuelta tan inédita en la historia reciente de Colombia", precisó el académico en diálogo con ANSA.
Pese a las marcadas diferencias, las dos campañas han tenido un común denominador: el miedo como herramienta para influir en los votantes.
Mientras a Petro le endilgan su pasado guerrillero, haber ejercido una mediocre alcaldía en Bogotá y hacer creer que tiene las llaves que abriría las puertas a un modelo político como el venezolano.
A Duque le reprochan su poca experiencia política, rodearse de políticos ultra conservadores y estar bajo la sombra del senador y expresidente Alvaro Uribe, que desata amores y odios.
"En ambas campañas ha sido evidente la evocación del miedo como práctica recurrente y efectiva", resaltó Jaramillo.
El académico desestimó que esos sentimientos infundados y otros temores sobre posibles decisiones políticas trascendentales que puedan cambiar el rumbo del país se vayan a dar, al recordar la fortaleza demostrada en el pasado por algunas instituciones.
"Congreso, cortes y sociedad civil son muy activos cuando siente que hay una amenaza contra la democracia. Un cambio drástico que dé al traste con el Estado de derecho de izquierda o de derecha es poco probable", advirtió.
Lo que sí aseguró Jaramillo es que cualquiera sea el ganador, el país seguirá dividido y el perdedor ejercerá un enorme contrapeso al gobierno que sea electo.
"La pregunta es cómo se van canalizar esa polarización, si se van a utilizar las instituciones como el Congreso o si vamos a tener un país estancado en manifestaciones", interrogó el analista.
Las encuestas más recientes coincidieron en dar como ganador a Duque, pero con diferencias en los porcentaje; algunas por amplio margen y otras con resultados estrechos. De resultar ganador el derechistas tendrá un Legislativo a su favor donde son mayoría, pero una férrea oposición de la izquierda y de partidos de centro como los Verdes, además de la FARC que debuta como movimiento político.
Si Petro gana el balotaje, tendría una reducida maniobra en el Legislativo, y una derecha asechando y criticando cada decisión política de su eventual gobierno. Para ninguno de los dos será un mandato fácil. (ANSA).
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