Los artífices del proyecto Geshem analizan la posibilidad de que la instalación de varios de esos sistemas ubicados a corta distancia entre sí puedan cambiar el clima local de forma permanente. Por el Instituto Leloir.
El proyecto de la lluvia artificial estaría articulado con la aplicación de métodos de agricultura y de reforestación apropiados, entre otras medidas.
Por otra parte, para el profesor israelí Leon Brenig, de la Universidad Libre de Bruselas (ULB), Bélgica, el sistema Geshem sería más barato que una planta de desalinización de agua de mar como la instalada en la ciudad israelí de Ashkelon.
“El costo de instalación de esa planta fue de 250 millones de dólares y produce 100 millones de metros cúbicos de agua por año”, señala Brenig. Y agrega: “Además el gasto de energía destinado a la planta es constante en el tiempo, mientras que en el sistema Geshem es necesario básicamente, el costo de mantenimiento de los captores solares”.
Por otra parte, asegura el especialista, se evitarían los costos económicos y ecológicos que genera la eliminación de sal producida en el proceso de desalinización. Otra ventaja que destaca Brenig es que se evitarían los costos de transporte de los recursos hídricos, dado que el agua de las precipitaciones caería directamente en las zonas de agricultura.
Sin embargo, el precio que tendría el sistema Geshem aún no está definido porque todavía faltan más investigaciones.
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