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AMPLIAREl mal olor del calzado, reflejado en la imagen de una publicidad. Estudio científico revelador sobre el olfato y las ideologías

Dime qué olor te disgusta y te diré a quién votas

Nuestra nariz puede revelar muchas de nuestras preferencias políticas, y acaso exista una relación entre aromas rechazados e inclinaciones ideológicas, asegura un insólito estudio con rigor científico.

Detalles.

Quienes se disgustan fácilmente por los olores del cuerpo -como la transpiración y la orina- se sienten más atraídos hacia líderes autoritarios, que suprimen las protestas y mantienen a los diferentes grupos separados, sostiene el trabajo.

Una reacción ésta que podría provenir del instinto profundo de evitar enfermedades infecciosas, según un estudio de la Universidad de Estocolmo y de la Magna Grecia de Catanzaro.

"Existe una fuerte ligazón entre el disgusto, cuanto más fuerte, por este tipo de olores y el deseo de tener un líder similar a un dictador, que pueda suprimir las protestas de los movimientos radicales", comenta Jonas Olofsson.

El tipo de sociedad con estas características reduce los contactos entre los diversos grupos, cada uno de los cuales permanece en su lugar, "reduciendo, al menos en teoría, el riesgo de enfermarse".

El disgusto es una de las emociones básicas que ayudan a sobrevivir, protegiendo de peligros e infecciones, remarca el trabajo.

Los investigadores pusieron a punto una escala con la que los voluntarios examinados y encuestados debieron cuantificar su nivel de disgusto a los olores del cuerpo, personales y de otros, y responder a preguntas sobre sus ideas políticas.

La escala fue usada en un vasto número de personas de diversos países.

Por ejemplo, en Estados Unidos se utilizó con quienes pensaban votar en las presidenciales de 2016. "Es así como surgió que quién más se hallaba disgustado por los olores era más proclive a Trump, en relación a quien tenía su nariz menos 'sensible'", señala el experto.

"Y ello es sumamente interesante pues Donald Trump habla a menudo de lo que le disgustan las personas, como las mujeres y los inmigrantes, que -dice- difunden las enfermedades", continúa Olofsson.

Los resultados del estudio podrían ser interpretados para indicar que las visiones políticas autoritarias son innatas y difíciles de cambiar.

Pero los investigadores están convencidos de que se pueden modificar aunque estén muy enraizados en lo profundo.

"Las convicciones se pueden cambiar -concluye- si se crea contacto entre los grupos, las personas autoritarias pueden cambiar".