La justicia chilena condenó este lunes a Manuel Contreras, jefe de la policía secreta de la dictadura (1973-1990), a dos cadenas perpetuas por el asesinato del ex jefe del ejército Carlos Prats y de su esposa, Sofía Cuthbert, en un ataque con explosivos perpetrado en Buenos Aires.
Por Daniela Estrada, para IPS.
El general retirado Contreras recibió además otros 20 años de cárcel por su
carácter de líder de la asociación ilícita que llevó a cabo el 30 de septiembre
de 1974 el acto terrorista contra Prats, quien a su muerte tenía 59 años, y su
esposa, 56 años.
El ministro de fuero (dedicación exclusiva), Alejandro
Solís, dictó estas sentencias de primera instancia y otras en contra de ocho
personas por esta causa.
También recibió una sentencia de 20 años de
cárcel por cada uno de los homicidios y 20 años más por compartir la jefatura de
la asociación ilícita el brigadier retirado Pedro Espinoza Bravo, mano derecha
de Contreras cuando ocupaba la dirección del primer cuerpo represivo del régimen
militar de Augusto Pinochet, la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
El general retirado Raúl Iturriaga Neumann, jefe del departamento
exterior de la DINA, recibió dos condenas de 15 años y un día de prisión como
autor del doble homicidio calificado, mientras que a los oficiales retirados
José Zara Holger, Juan Morales Salgado y Cristoph Willeke Flöel se les impuso 10
años y un día de cárcel por cada una de las muertes.
Iturriaga Neumann,
Zara Holger, Morales Salgado y Willeke Flöel también fueron condenados a 541
días de cárcel como miembros de la asociación ilícita.
Mariana Callejas
Honores, quien fue esposa del ex agente estadounidense de la Agencia Central de
Inteligencia de su país y de la DINA Michael Townley, recibió dos penas de 10
años y un día de presidio en calidad de autora material de los homicidios.
Como testigo protegido de la justicia estadounidense, Townley había
confesado su participación en el crimen.
Jorge Iturriaga Neumann fue
otro que recibió dos penas de cinco años y un día como cómplice del doble
asesinato, el mismo delito por el cual fue condenado el suboficial mayor del
ejército Reginaldo de la Cruz Valdés Alarcón, quien obtuvo dos condenas de 541
días de cárcel.
Contreras, Espinoza Bravo y Raúl Iturriaga Neumann ya se
encuentran en prisión cumpliendo otras sentencias por violaciones a los derechos
humanos.
Prats y Cuthbert, quienes tuvieron tres hijas, Angélica,
Cecilia y Sofía, habían salido del país exiliados hacia Argentina días después
del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, que derrocó al presidente
socialista Salvador Allende (1970-1973).
El atentado fue una de las
primeras acciones de la llamada Operación Cóndor, la coordinación represiva de
las dictaduras del Cono Sur americano en la década del 70 y 80.
Prats
fue nombrado comandante en jefe del ejército en octubre de 1970 por el
mandatario democristiano Eduardo Frei Montalva, quien gobernó de 1964 a 1970,
tras el asesinato de su antecesor, René Schneider, por parte de extremistas de
derecha. Allende lo ratificó al asumir la presidencia el 3 de noviembre de ese
mismo año.
Frei Montalva murió en 1982, cuando aparecía como uno de los
principales opositores a la dictadura, producto de una extraña infección
generalizada tras someterse a una intervención quirúrgica sin mayor riesgo. Se
presume que también fue víctima de la llamada "maquinaria de la muerte" de
Pinochet.
Al igual que Schneider, Prats fue un constante defensor de la
postura constitucionalista al interior de las Fuerzas Armadas. Por ello, Allende
lo nombró ministro del Interior y luego de Defensa. Pero el general, ante el
escenario de polarización política y social que vivía el país, decidió renunciar
y pasar a retiro del ejército.
En su lugar, el ex mandatario socialista
designó precisamente a Pinochet, quien luego encabezó el sangriento golpe
militar, que incluyó el bombardeo de la sede de gobierno donde se suicidó
Allende, y se mantuvo 17 años en el poder. Su régimen dejó más de 3.000 personas
muertas y desaparecidas y otras 35.000 fueron torturadas.
Una vez
depuesto Allende, Prats se exilió en Argentina al ser advertido del peligro que
corría en Chile. Como en Buenos Aires fue amenazado de muerte, intentó viajar a
Brasil, pero la embajada de Santiago en Buenos Aires retrasó la entrega de los
pasaportes necesarios para abandonar el país.
Prats y Cuthbert murieron
instantáneamente luego de que explotara una bomba instalada por Townley en el
automóvil de la pareja. Dos años después, un atentado similar en Washington
terminó con la vida de Orlando Letelier, ex canciller de Allende, y de su
secretaria estadounidense Ronnie Moffitt.
"Uno se emociona porque son 34
años de intentar conseguir la verdad, de intentar conseguir justicia. En todo
este tiempo tuvimos tantas dificultades, que parecía que no iba a llegar nunca
este momento", declaró a la radio local Bío Bío, una de las hijas del
matrimonio, Angélica Prats Cuthbert.
A juicio de la familia Prats, el
gran ausente del listado de condenados fue Pinochet. En 2005, la Corte Suprema
de Justicia rechazó la petición de desafuero presentada por Solís contra el ex
dictador para juzgarlo por esta causa.
Pinochet falleció el 10 de
diciembre de 2006 a los 91 años víctima de un paro cardiorrespiratorio, sin
responder por ninguno de los casos de violaciones a los derechos humanos y
enriquecimiento ilícito por los que era acusado ante los tribunales.
Uno
de los nietos de Prats, Francisco Cuadrado, se hizo famoso al momento de la
muerte del ex dictador por escupir su féretro mientras era velado en una capilla
ardiente instalada en el Salón de Honor de la Escuela Militar de Santiago.
En 2000, la jueza argentina María Servini de Cubría condenó a cadena
perpetua al ex agente civil de la DINA Enrique Arancibia Clavel por su
participación en el doble homicidio.
"Para nosotros es muy importante
que se haya dictado una sentencia más en contra Manuel Contreras, el responsable
directo de los crímenes de la DINA, pero no estamos totalmente satisfechos
porque hay otros represores que han recibido penas bajas", dijo a IPS Alicia
Leiva, secretaria general de la Asociación de Familiares de Ejecutados
Políticos. "Es el mismo grupo de militares que está en prisión cumpliendo
diversas sentencias, el que está recibiendo penas altas", indicó la dirigente,
quien llamó a la justicia a seguir también la pista de los uniformados que están
siendo protegidos, a su juicio, por un "pacto de silencio" al interior de las
Fuerzas Armadas.
El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del
Senado, Jaime Naranjo, señaló que "es hora de que el Ejército realice un gesto
moral y por tanto degrade y quite todos los privilegios que aún mantienen
Contreras, Espinoza y los otros oficiales retirados condenados por el ministro
Solís".
"Deben ser borrados con deshonra de los listados del Ejército,
eso es lo menos que los chilenos esperamos de una institución que nos pertenece
a todos", indicó el legislador.
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