Como cada año desde hace tiempo, Italia se prepara a recibir a la "Reunión Internacional de los Deshollinadores", que genera expectativas por la llegada de delegaciones locales e internacionales.
Detalles.
El evento, uno de los más tradicionales y estimados en el norte de Italia, está previsto en el pueblo de Santa Maria Maggiore, en el Valle Vigezzo (Piamonte), entre el 1 y 4 de septiembre próximos. Austria, Alemania y Suiza están entre los países más representativos, pero los "hombres negros" de las chimeneas llegan ya desde hace años también del Este europeo, así como de Escandinavia, Estados Unidos, Japón y -por primera vez- de Rusia.
Precisamente por la historia vinculada con este oficio, el de Vigezzo era conocido en los mapas geográficos del 1500 como el "Valle de los deshollinadores".
Desde esas tierras montañosas, generaciones de emigrantes deshollinadores partieron a lo largo y lo ancho de los caminos a países como Francia, Alemania, Austria y Holanda. Sacrificios enormes, especialmente para los más chicos, porque en el 1800 los migrantes eran sobre todo niños: la explotación de los menores de edad fue una de las páginas más negras de esa relación entre el hombre y el hollín.
La reunión internacional, además de evocar la historia, a menudo desconocida y dramática, de la figura del deshollinador, representa un consolidado evento turístico, entre los más importantes de toda la región del Piamonte. También este año los profesionales de las chimeneas llegarán desde toda Italia, además de Suiza, Alemania, Austria, Francia, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia, Lituania, Letonia, Estonia, Rumania, Inglaterra, Escocia, Estados Unidos, Japón y Rusia. Como siempre serán centenares los deshollinadores que participen el gran evento de septiembre. Una oleada negra que fascina desde hace 36 años a los visitantes que deciden pasar en ese valle un fin de semana dedicado al redescubrimiento de historias y relatos. Tanto interés se debe también al "Museo del Deshollinador", único en el país en esa materia, que se encuentra en el centro de Santa Maria Maggiore, visitado cada año por más de 10.000 personas. El eje del evento son las tradiciones, las historias auténticas y dramáticas que pueden y deben ser recuperadas, en el que repersenta un salto al pasado y también al futuro de un oficio importante y -especialmente en algunos países europeos- muy valorado.
Junto con una pizca de magia y diversión, son esos los ingredientes de un éxito que se repite cada año.
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