A simple vista parecía la portada de un monográfico sobre drogas, con la clásica imagen del tallo de marihuana recorriendo el papel de un extremo al otro.
"Marihuana a precio de coca", rezaba el título, enorme, surcando la hoja verdosa --la de la planta--. Pero no se trataba de una revista especializada, sino de la edición dominical de El Espectador.
En el interior, cuatro páginas dedicadas a reseñar un descubrimiento: una nueva variedad de cannabis, la más alucinógena entre las que no han sido manipuladas en un laboratorio.
La prensa seria colombiana se disfrazaba por un día para alertar sobre el nuevo peligro. La marihuana natural más potente está en el mercado.
Hablar de poder alucinógeno es hablar de la principal sustancia psicoactiva del cannabis: el tetrahidrocannabinol (THC). Cuanto más THC, más alucinaciones; así funciona.
Las plantas artificiales, resultado de elaboradas manipulaciones genéticas, superan con facilidad el 20%, pero las variedades naturales jamás ha- bían pasado del 14%. Hasta ahora.
El reclamo del TH
La nueva reina de las marihuanas naturales se cultiva en el pueblo de Corinto, en el suroeste del país. De acuerdo con un informe elaborado por la Dirección Nacional de Estupefacientes (DNE), la cominera, así fue bautizada, alcanza un porcentaje de THC del 18%, reclamo poderoso para los fumadores habituales y dolor de cabeza para las autoridades sanitarias, que al igual que en España tienen dificultades para hacer entender que el cannabis no es el compañero amable que parece.
La calidad de la cominera en el mundo de las drogas es tal que su precio supera el de otros cultivos más perseguidos por las autoridades: según El Espectador, los agricultores venden una tonelada de hoja de coca hasta por 85.000 pesos (unos 33 euros), mientras que una tonelada de la cominera cuesta más del doble: 180.000 pesos (70 euros).
Trabajo de agricultores
La fama que ha precedido siempre a la marihuana colombiana obedece precisamente a sus poderes alucinógenos, y aun así las plantas no superaban habitualmente un THC del 2%.
El estudio de la DNE demuestra que la cominera no ha sido manipulada genéticamente, y que su potencia alucinógena es producto del cruce de semillas y de la optimización del proceso de siembra.
Puro trabajo de agricultor, y los agricultores de Corinto saben mucho: antes que productor de coca, Colombia desempeñó un papel clave en el tráfico de marihuana en los 70, y Corinto era epicentro de la producción.
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