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La vinchuca es el vector
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18/06/2008 - En General

La enfermedad de Chagas tiene poco marketing en relación a la magnitud que la endemia representa

Edgardo Schapachnik estudió medicina en la UBA y se especializó en cardiología. Lleva más de 30 años luchando contra la enfermedad de Chagas. Es miembro fundador de la recién creada “Asociación “Carlos Chagas” para la vigilancia médica activa de los pacientes. Por Bruno Geller, de la Agencia CyTA, Instituto Leloir.

Según su opinión, esa endemia no recibe la merecida atención en el país.

- En 1976 fundó la sección de Chagas en el Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich que dirige hasta el día de hoy.

Efectivamente, el hospital Argerich forma parte de mi vida, ya que desde 1966 hasta fines de 1968; cursé allí los últimos años de mi carrera de médico; y desde 1969 hasta ahora me desempeño como médico. Estuve en el servicio de Clínica Médica hasta 1972 y desde entonces, en la división Cardiología. En 1976, fundé la Sección Enfermedad de Chagas, en la que se han asistido miles de pacientes. La historia de la sección es una historia simple; no hay en todos estos años “25 de Mayos” o “9 de Julios” para destacar, más allá de lo ininterrumpido del quehacer en todos estos 32 años. Diría que al igual que los pacientes que se asisten, quienes se caracterizan por el rasgo de humildad, también es la humildad el rasgo que diferencia a nuestra sección.

- ¿Cuál ha sido la evolución de la prevalencia del Mal de Chagas en el país en las últimas décadas y cuáles son, desde su punto de vista, los principales obstáculos para erradicar ese mal?

Entre 1982 y 1997 se observa una disminución del 92 por ciento en la tasa de infestación domiciliar por parte de los insectos triatomídeos responsables de la transmission vectorial de la enfermedad. También hubo una caída de la infección humana en jóvenes del 4,8 por ciento al 1 por ciento y una caída del 13,5 por ciento al 6,5 por ciento entre las clases de ciudadanos 1944 y 1964 convocados a realizar el Servicio Militar, entonces obligatorio. Lamentablemente, en la última década se ha constatado una involución de estas cifras. Han reaparecido casos agudos en áreas en las que se consideraba interrumpida la transmision vectorial. A mi entender, el principal obstáculo que atenta contra el control efectivo de la afección es la falta de políticas, que desde el poder central, se encaminen a lograr el objetivo. Como botón de muestra, alcanza señalar que el presupuesto original que se destinaba a la lucha contra la enfermedad, pasó a ser compartido por el dengue y el paludismo

- ¿Qué tipo de tratamiento reciben los pacientes en el hospital? ¿De qué regiones vienen?

En nuestra sección se asisten pacientes provenientes de todo el país, principalmente de las áreas de mayor endemicidad, como Santiago del Estero y Chaco, aunque esa población hoy se halla radicada sobre todo en la provincia de Buenos Aires y en menor escala, en nuestra ciudad autónoma. También se asisten pacientes oriundos de países hermanos, principalmente Bolivia y Paraguay. Se brinda atención especializada que incluye desde el seguimiento clínico, la internación de los casos en los que se requiera hasta prácticas de alta complejidad, como implantes de marcapasos y cardiodesfibriladores y transplantes cardíacos cuando se hallan indicados.

-¿Realizan investigación?

Sí. En este período, en colaboración con investigadores del CONICET y de la sección de Protozoología del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez nos hallamos abocados a la investigación del rol de las quimioquinas en las distintas fases de la afección. Las quimioquinas son moléculas de proteínas que se producen en variadas células del organismo y que se hallan relacionadas con procesos inflamatorios y/o inmunitarios. Por lo tanto, el objetivo de esta investigación cooperativa es avanzar en el conocimiento acerca del rol que esas sustancias pro-inflamatorias pudieran jugar en el desarrollo de la enfermedad.

-En 1989, usted se graduó como psicoanalista y poco tiempo después, contribuyó a crear el equipo de asistencia e investigación en Psicosomática del Servicio de Psicopatología del Hospital General de Agudos “Dr. Cosme Argerich”. ¿Cómo sufren desde el punto de vista psicológico los pacientes el Mal de Chagas? ¿Es posible decir algo al respecto sabiendo que cada persona tiene su propia subjetividad?

Los pacientes padecen un doble sufrimiento, que es a su vez psicológico y social. Por un lado, por saberse portadores de una enfermedad; y por el otro, por ser objetivamente discriminados por su condición, por ejemplo, a la hora de presentarse a un examen de preingreso laboral. Es cierto que últimamente ha sido derogada de la ley, la obligatoriedad de realizar serología diagnóstica en los exámenes prelaborales. Pero han sido miles de miles los que han padecido aquella legislación discriminatoria y la nueva tiene escasos meses de vigencia.

-¿Qué herramientas le dio a usted tener esta formación psicoanalítica en el trato con los pacientes?

La posibilidad de escuchar más allá del síntoma para el que fuimos adiestrados en la Facultad de Medicina. Escuchar al sujeto del padecimiento, su vivencia; poder escuchar ese otro “síntoma”, a veces no dicho o simplemente silenciado de su condición no sólo de enfermo de Chagas, sino de sujeto marginado por su propia condición.

- ¿Cómo se podría resolver el tema del Chagas en el país?

Es muy difícil responder esa pregunta, que podría ser motivo en sí misma de largas elucubraciones. Pero básicamente, podría decir que toda acción tendiente a “resolver” ese flagelo debería basarse en un trípode: el paciente portador de la enfermedad, el insecto y las condiciones socioeconómicas que permiten la interacción de los dos primeros factores mencionados.

Respecto del paciente, en primer lugar, es necesario detectar los miles que permanecen ignorados, brindándoles adecuada atención médica, ya sea el tratamiento parasiticida de los menores de 14 años, el tratamiento de las complicaciones y sobre todo, detectando precozmente los factores de riesgo, cuya presencia puede adelantar una evolución más severa.

En cuanto al insecto, es preciso destinar los fondos necesarios para realizar campañas de fumigación que deben ser permanentes. Además, hay que educar a las poblaciones expuestas para que conozcan los riesgos que acarrea la presencia de vinchucas en los domicilios y peridomicilios.

Con relación a las condiciones socioeconómicas, es necesario el acceso a viviendas dignas y a fuentes de trabajo.

-Queda mucho por hacer…

Así es. La atención de los pacientes afectados de esa enfermedad, la investigación sobre la misma en todos sus aspectos ha estado históricamente en manos de un reducido grupo de “chagólogos”; la enfermedad de Chagas tiene poca prensa, poco “marketing” en relación inversamente proporcional a la magnitud que la endemia representa en los países, como la Argentina. Ocupa los primeros lugares entre los problemas sanitarios a resolver. Es necesario revertir esta tendencia. La enfermedad de Chagas debe ser abordada por la mayoría de los profesionales de la salud y dejar de ser la Cenicienta de la medicina, de la que sólo se ocupa un pequeño número de Quijotes.

-¿Está haciendo algo al respecto?

Simultáneamente a la publicación de esta entrevista, está naciendo una Asociación integrada por destacados investigadores en esta área cuyo objetivo precisamente es el comprometer a los profesionales de la salud para ser los agentes que puedan brindar vigilancia médica activa a los pacientes afectados. Estoy haciendo referencia a la “Asociación “Carlos Chagas” para la vigilancia médica activa del Mal de Chagas”, de la que tengo el honor de participar y ser uno de sus miembros fundadores.

Por Bruno Geller, de la Agencia CyTA, Instituto Leloir.


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