El papa Francisco dijo ayer que siente "vergüenza por todas las imágenes de devastación, de destrucción y de naufragio que se tornaron cotidianas en nuestra vida", en su discurso al término del Vía Crucis en el Coliseo romano.
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El Pontífice agregó que también siente "vergüenza por la sangre inocente de mujeres, niños e inmigrantes que se derrama cotidianamente y por las personas perseguidas por el color de su piel, por su pertenencia étnica o social o por su fe".
Asimismo, manifestó "vergüenza" por "todas las veces que "nosotros, obispos, sacerdotes, consagrados y consagradas, hemos escandalizado y herido tu cuerpo, la Iglesia, y hemos olvidado muestro primer amor, nuestro primer entusiasmo y nuestra total disponibilidad, dejando oxidar nuestro corazón y nuestra consagración".
El Papa lo afirmó en su invocación final en el Vía Crucis en el Coliseo, en Roma, donde había unos 20.000 fieles presentes, según fuentes de la sala de prensa del Vaticano en base a datos policiales.
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