A caballo de una crisis política grave y las denuncias de corrupción que no cesan, la opinión pública brasileña perdió la confianza en el conjunto de la clase política, según una encuesta publicada ayer lunes.
Detalles.
Ante el desempleo del 12,9% y la debacle institucional el 64% de los entrevistados respondió que la solución surgirá de su esfuerzo individual y el 45% que los problemas se resolverán con la ayuda de Dios.
Esto significa que los brasileños esperan casi nada de las autoridades y las instituciones políticas, señala Renato Meirelles, responsable de la encuesta cualitativo "El Brasileño y la Política", aparecida ayer en el diario Estado de San Pablo.
"Los datos, en su conjunto, muestran la desvinculación entre los dirigentes y la opinión pública, un distancia que nunca había sido tan grande", observa Meirelles.
"Ya en las elecciones de 2014 un tercio del electorado nacional votó a Dilma Rousseff, un tercio votó a Aecio Neves y un tercio no votó, si se suman los nulos, en blanco y las abstenciones", detalla.
Esos números de las presidenciales de hace tres años reflejaban un descontento alarmante dado que cualquiera de los posibles ganadores, ya sea Dilma o Aécio, "iba a tener a dos tercios del electorado en contra".
Finalmente los comicios fueron vencidos por Dilma Rousseff quien dejó el cargo el año pasado.
Por otra parte, para el 84 % de los brasileños "está todo mal" y en no hay perspectivas de solución a la vista, indica el estudio.
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