La mortalidad fetal en Tucumán triplicó la estadística nacional. Alperovich cree que insultándome podrá desviar el efecto de la noticia.
Responde el Director de Crítica de la Argentina, Jorge Lanata*.
“Lanata es un infame. Está en contra de la provincia”, dijo ayer el
gobernador de Tucumán, José Alperovich. Si nos ponemos estrictos,
“infame” tiene dos significados:
–Que carece de honra, crédito y estimación.
–Muy malo y vil en su especie.
Con respecto al punto dos, no creo ser el peor de los lanatas de mi especie.
Sobre
el primero, nunca he sido condenado por delito alguno (tampoco el de
injurias) de modo que se supone que tengo “honra”; he vuelto a tener
“crédito”, rehabilitado de mi quiebra por el juez competente, luego de
demostrarse que seguí todos los pasos legales, y sobre la “estimación”,
tengo demasiados –no se preocupen, no voy a enumerarlos– premios,
diplomas, reconocimientos, etcétera, etcétera, etcétera.
De modo
que me permito pensar que, en el fondo, Alperovich, al decir eso, no
hablaba verdaderamente de mí. Ésa fue su original manera de desmentir
la tapa del lunes de este diario, en la que se informó que “en Tucumán,
los nacidos con un peso inferior a 500 gramos son anotados como nacidos
muertos”. La mortalidad fetal en Tucumán, en 2006, triplicó la
estadística nacional. “Llama la atención que Tucumán registre 158
defunciones fetales con menos de 500 gramos de peso, cuando Santa Fe,
en el mismo período, tuvo 86, Córdoba 20 y Buenos Aires 90”, afirmó a
Crítica de la Argentina la DEIS (Dirección de Estadísticas e
Información de Salud de la Nación).
Alperovich cree que
insultándome podrá desviar el efecto de la noticia. Suena hasta
simpática la lucha de este hombrecito contra los números, ¿no? Y lo
sería, de no estar hablando de vidas de niños. Alperovich dice que
estoy en contra de Tucumán y pienso de inmediato en Barbarita Flores,
la chica que lloró de hambre en Día D. También en la campaña que hace
un año hicimos en la radio para llevar zapatos a las escuelas de
Tucumán.
El 42% de Tucumán, cuatro personas cada diez, está bajo
la línea de pobreza. El 14% vive debajo de la línea de indigencia, son
“subpobres”. La situación más crítica se verifica entre los tramos de 0
a 14 años, donde los subpobres llegan al 36 por ciento. Ésa es la
provincia que Alperovich gobierna hace cinco años, en los que pudo
reformar la Constitución para ser reelecto pero no alcanzó a alimentar
con dignidad a sus habitantes. En mi barrio, a eso se lo llama “hijo de
puta”. El gobernador puede buscarlo, claro, en el diccionario.
*Periodista
Director de Crítica de Argentina
Texto tomado de la edición del 11/06/08
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