El consumo de alcohol en adolescentes de entre 12 y 15 años prácticamente se duplicó (aumentó un 92,6%) entre 2001 y 2011, según datos de la Secretaria de Programación para la Prevención de la Drogadicción y la Lucha contra el Narcotráfico (SEDRONAR).
Detalles.
En general la ingesta se inicia a los 13 años2 y continúa con sesiones de excesos en las denominadas ‘previas’, que son reuniones con amigos antes de ir a los boliches y en las que las bebidas alcohólicas son las protagonistas. Esto es particularmente alarmante, ya que diversas estimaciones refieren que entre el 10 y el 15% de las personas que consumen alcohol desarrollará alcoholismo.
“Consumir en exceso contribuye a formar un hábito adictivo e interfiere con el desarrollo de algunas estructuras del cuerpo y del cerebro, afectando la salud futura de nuestros jóvenes”, explicó el Dr. Eduardo Kalina, Master en Adicciones y Director Médico del Instituto de Psiquiatría Psico-Neurobiológica Brain Center. “Otro de los riesgos ocurre cuando luego de haber bebido conducen automóviles: una combinación explosiva”, insistió.
El consumo excesivo de alcohol lleva aparejados riesgos graves de salud a largo plazo, como enfermedad cardiovascular, cirrosis, cáncer y adicción, pero éstos son peligros que el joven no asume como propios: “sienten que son inmortales, que difícilmente les va a suceder algo, y que eventualmente es un daño lejano y futuro. Sin embargo, es el camino necesario para comenzar a desarrollar la adicción”, reflexionó el Dr. Kalina.
Muchos padres encuentran dificultades para controlar estas conductas en sus hijos. Incluso ellos mismos indirectamente las promueven cuando se jactan de la cantidad de vino o champán consumido en un encuentro familiar o entre amigos y validan su ingesta construyendo una asociación insalvable entre el bebedor excesivo y la diversión. “No debemos olvidar que los chicos son permanentes imitadores y frente a ellos tenemos que ser coherentes con nuestras conductas y transmitir y educar sobre la base de hábitos saludables, no de los otros. ‘Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago’, es un inductor por excelencia”, afirman desde el Brain Center.
En opinión del Dr. Kalina, “si bien un consumo moderado de alcohol es considerado una práctica social y no es necesariamente dañino para el cuerpo, los perjuicios que la ingesta abusiva puede ocasionarle a una persona son ampliamente superiores a los aparentes beneficios, y es preciso estructurar una serie de medidas que contribuyan a desalentar el consumo en exceso, tanto en los adultos como en los jóvenes”.
Frente a esta situación, respondiendo al interrogante de cómo hacerle frente al consumo abusivo de alcohol, desde el Brain Center proponen 5 medidas efectivas que sin lugar a dudas -afirman- contribuirían a disminuir el consumo de alcohol tanto entre los más jóvenes como en los adultos:
Con un endurecimiento en las penas por incumplimiento, el primer eslabón, que es la obtención del alcohol, estaría bloqueado y la edad de inicio de consumo se retrasaría, lo que es un objetivo primordial en materia de prevención del alcoholismo. De hecho, el gobierno de la ciudad también está trabajando en este aspecto, generando campañas en medios digitales y vía pública para chicos de 10 a 14 años.
Con la implementación de estas 5 medidas, que para instrumentarlas se requiere el compromiso de las entidades gubernamentales y de la sociedad en su conjunto, sobre todo para normatizar su cumplimiento, el consumo de alcohol se vería reducido sustancialmente, contribuyendo a que se produzcan muchos menos accidentes automovilísticos y domésticos, a disminuir las peleas y agresiones en la vía pública ocasionadas por el elevado consumo, y a reducir el desarrollo de conductas adictivas y de enfermedades asociadas a la ingesta excesiva de alcohol.
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