Estrenada en 1961, un clásico del mejor comediante latinoamericano. Es la historia de un joven, pobre que necesita aprender a leer y escribir. Cantinflas se encontrará con varios problemas que por su honradez se resolverán acertadamente. Se puede conseguir en DVD, en los videos club o lugares de venta.
Crítica a la injusticia social.
Ficha técnica:
Título Original: El Analfabeto. Año: 1961 (México). Actores: Mario Moreno Cantinflas, Lilia Prado, Ángel Garasa, Sara García. Director: Miguel M. Delgado. Duración: 106 min. Distribuye: Manga Films.
Inocencio vive junto a su madrina, una anciana extremadamente bondadosa que lava ropa para subsistir. El muchacho trabajaba en una carpintería. Harto de los maltratos y la explotación renuncia. Viven en una casa humilde en algún pueblo de México.
Sorpresivamente recibe una carta. Inocencio no sabe leer ni escribir. Al ver a una niña de 6 años, aproximadamente, hacieńdolo, siente vergüenza de su condición de ignorante y se anota en la escuela. El Profesor resulta ser una persona tan generosa como moralista.
En uno de sus paseos por la calle conoce a la que será el amor de su vida. Una mujer pobre que trabaja en la casa del dueño del banco. Cantinflas pedirá empleo, el anciano millonario y bondadoso lo ubica como el chico de los mandados. Es allí donde se desarrollará toda la trama.
Los compañeros lo discriminan. Él siempre porta una personalidad tan inocente como su nombre lo indica. A pesar de la pobreza es honrado. En cambio quienes los rodena, terminan siendo los malos de la película, en especial uno de ellos, primo del pretendiente de la hija del millonario, el malechor a su vez corteja a la mucama.
Con estos personajes se teje una trama de crítica social. Donde los buenos tienen cualidades positivas, a pesar de la excesiva “moralina” que portan. Entre ellos están, la madrina, el dueño del banco y el profesor, todos ancianos, generosos y comprensivos. Y por supuesto Inocencio y su novia.
Del otro lado, los villanos. Los dos primos arriba mencionados, uno abogado, el otro contador, desmesuradamente corruptos.
En medio de estos factores Inocencio asiste a la escuela con el objetivo de alfabetizarse, logra leer y escribir. Entonces se entera por fin, cosa que los espectadores ya lo habían hecho en el inicio de la película, que un tío en EEUU le había dejado como herencia una fortuna.
El humor inocente e inteligente inundan el film. Se reivindica a la educación pública, la honradez y las buenas costumbres.
Es interesante notar como los ricos son tan buenos como los pobres, sin dejar de lado la crítica social hacía la indigencia y la marginalidad. Las influencias de los hermanos Marx y de Chaplin son gratamente evidentes.
Sebastián Ganzburg
sebaganzburg@gmail.com
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