Enviar Nota | Imprimir

Nos olvidamos de los valores

Como ciudadano estoy absolutamente convencido que la pólítica como vocación social real -y no la politiquería actual utilizada como si fuera un negocio rentable- debería ser el templo de los valores.

Es el Estado y la política los que rigen el presente y el futuro de todos los habitantes.

Son estos últimos los que tienen la responsabilidad de elegir a los que conducirán sus destinos, decisión que tendría que basarse en valores como la honestidad, la responsabilidad, la educación, la sinceridad, el compromiso social, el respeto a las instituciones,etc; y que en la realidad argentina se ve constantemente desvirtuada elección tras elección con la compra de voluntades a través de dinero, alimentos, planes sociales, etc.

Hoy, esta falta de valores de nuestros gobernantes, se ve reflejada en un conflicto agrario sin precedentes, el cual se refleja una muestra desmezurada de intolerancia y soberbia en desmedro del diálogo, la bísqueda de consenso y la humildad necesaria para investir un cargo público de importancia.

Viene a mi memoria una frase de Max Weber que dice: "El Estado es una comunidad humana que reinvindica con éxito el monopolio del empleo legítimo de la violencia física en un territorio determinado", que pensamiento más exacto para demostrar lo que significa el poder para el matrimonio presidencial, toda vez que utiliza a la Gendarmería Nacional para evitar reclamos ciudadanos y fomentando la acción terrorista de grupos de choques ilegales como el de D´Elía y Moyano, quienes instigan a la violencia y a la división de la sociedad argentina.

Es momento de revalorizar la política y de exigir dirigentes con honestidad y capacidad para ejercer una función pública. No seamos ilusos, un bolsón dura 3 días pero sin embargo los actos de corrupción que se cometen trás la excusa de la gestión y la obra pública -sobrevaluada- nos afecta al pueblo de por vida. ¿En qué momento de nuestra historia nos acostumbramos al "roba pero hace"? Esto no debe ser así. No nos olvidemos de los valores

Pedro Albornoz Piossek