En el marco de la Conferencia de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria, Cristina Fernández destacó en su discurso que el problema alimentario no es solamente un problema de producción, sino de distribución.
Comenzó la Conferencia de Alto Nivel del organismo que sesiona desde hoy y durante tres días en Roma, con la presencia de más de 40 jefes de Estado, con el objetivo de buscar soluciones a la crisis alimentaria mundial.
Señor Presidente; señores jefes y jefas de Estado; señores jefes de Delegaciones; señoras y señores: creo que en esta Conferencia de la FAO sobre seguridad alimentaria, todos tenemos un mismo análisis en cuanto al cuadro de situación: más de mil millones de habitantes en el mundo con severos problemas en materia alimentaria y también, países desarrollados y países emergentes inclusive como el mío, la República Argentina, exportador neto agrícola, con un fuerte impacto en las alzas de los precios y, por lo tanto, con fenómeno inflacionario en todo el mundo.
Pero me parece que solamente hasta aquí llegan las coincidencias, porque de las distintas exposiciones podemos extraer visiones diferentes acerca de cual es el corazón del problema, cuáles son las causas y como diferimos en cuántas son las causas, también seguramente tendremos algunas diferencias en cuanto a las soluciones a implementar en este problema.
La caracterización que nosotros tenemos acerca del problema alimentario no es solamente un problema de producción de alimentos, sino también de distribución de alimentos. De hecho, hoy estamos produciendo un 14 por ciento más de calorías que hace 30 años y ha aumentado el 70 por ciento de la población.
Creemos entonces que el principal problema no radica solamente en la producción, sino también en un problema de distribución y de acceso en las distintas comunidades precisamente a precios sustentables de los alimentos.
Cuáles son a nuestro criterio las causas estructurales de vieja data en este problema. Lo vemos de países productores agrícolas, de países en vías de desarrollo, y creemos por ejemplo que la política proteccionista llevada a cabo por los países centrales desde los años ´70 en adelante, ha causado un desapoderamiento por parte de los países emergentes, de recursos que les son propios.
Para que ustedes tengan una idea, desde 1970 al año 2006 los países centrales pasaron a ser importadores netos de alimentos de aproximadamente el 16,9 a apenas el 1,4. Y nosotros, los países emergentes pasamos de ser exportadores netos de casi el 15 ó 16 por ciento a 1,4 por ciento. Esto significa desapoderamiento de recursos en el orden de los 130.000 millones de dólares, y para el África por ejemplo, de 60.000 millones de dólares.
Otra de las causas estructurales también de vieja data, son las condicionalidades que los organismos multilaterales de crédito particularmente el Fondo Monetario Internacional, ha impuesto a distintos países. Hace unos instantes, en este mismo estrado, el señor Presidente de la República Federativa del Brasil, se acordaba del ejemplo de las recomendaciones del Fondo Monetario Internacional a la República de Haití para que abandonara la producción de arroz. Hoy Haití ni siquiera puede ser tratado como país emergente. Es apenas un país de sobre vivencia.
Y lo decimos desde la Republica Argentina con conocimiento de causa, porque integramos la comisión, la misión de la MINUSTA (Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití) no solamente en lo que hace a la parte de asistencia militar, también estamos desarrollando un plan muy importante en materia de huertas familiares que ya llevamos en el número de 2.800, que dan de comer a más de 20.000 personas y acabamos de firmar un acuerdo con el Canadá para incrementar el número de huertas y llevar alimentos a más de 200.000 personas.
Pero lo cierto es que toda esta ayuda que es de carácter meramente paliativo, es insuficiente y si no se hacen otras cosas en Haití y en repúblicas y lugares semejantes, me atrevo a calificar que de insuficientes, las gestiones y las misiones van a pasar a ser inútiles.
La tercera causa concurrente también a esta situación, la tenemos en cierta forma de organización del mercado internacional de carácter oligopólico muchas veces en lo que hace a los canales de distribución de los alimentos, a patentes, a tecnología, a innovación, lo que contribuye a agravar y profundizar el problema.
Lo que algunos aquí han mencionado como una causa también que es la mayor demanda a partir de la aparición de nuevos actores en la escena internacional como China e India, en realidad no puede verse como causa del problema, porque sería paradojal que nosotros creyéramos que el problema es que se incorpora más cantidad de gente a una mejor calidad de vida.
En realidad, me parece que uno de los elementos más distorsivos también de carácter coyuntural pero con componentes estructurales hoy en el mundo de los commodities, es precisamente la irrupción de los capitales financieros. La crisis de las hipotecas ha trasladado fuertes movimientos especulativos al mundo de los commodities, no solamente del mundo agrícola sino también del petróleo. Y esto causa una acción absolutamente distorsiva en los precios de los mismos.
Les voy a dar un ejemplo: en mi país, en la República Argentina, un pequeño ahorrista de 16.000 dólares que los coloca en un pool de siembra obtiene una renta en 6 meses del 30 por ciento en dólares, una renta inusitada en el mundo actual.
Vemos entonces como estos movimientos de capitales especulativos se trasladan ante la incertidumbre de los bancos y de no saber cómo están calzados esos bancos en las crisis hipotecarios, a activos más fijos, más tangibles como pueden ser los productos agrícolas o tal vez el precio del petróleo.
Creo que también tenemos que abordar cuáles serían entonces las soluciones si tenemos esta caracterización acerca de cuáles son los problemas. Uno sería en principio abordar con verdadero realismo las discusiones en las negociaciones y el debate en la Ronda de DOHA. Porque hay como un doble estándar, es como que de los países centrales se emiten mensajes acerca del libre comercio, de no proteccionismo, pero en los casos concretos y en las políticas concretas desde hace décadas, los países en proceso de desarrollo tenemos fuertes dificultades para poder acceder a los mercados.
La segunda cuestión que me parece es reorientar a través de los organismos multilaterales de crédito, las inversiones hacia aquellos países que podemos ser y somos de hecho grandes productores de alimentos pero que también hemos incorporado en la producción de alimentos, en la producción agrícola, fuerte tecnología.
La idea sería entonces, no ya hacer un plan de asistencia en el cual se reconozca una cifra a tal o cual país, o tal o cual cantidad de alimentos, sino dar instrumentos de cooperación entre los países que poseemos tecnología, maquinaria, know how en materia agrícola, para que aquellos que no lo tienen puedan también comenzar a producir sus propios alimentos.
La cooperación internacional entonces, sería a tres puntas: por una parte los países que hoy carecen de aptitud para producir sus alimentos y que por lo tanto son importadores netos de alimentos y que por su carácter de emergentes o de absoluta falta de desarrollo, no están en condiciones de hacer frente a esta situación. La segunda, aquellos países que como el mío son grandes productores de alimentos no solamente convertirlos en productores de materia prima.
Quiero decirles, señoras y señores, a todos ustedes, que mi país hace 100 años fue "el granero del mundo", era la séptima economía del mundo, pero era solamente un exportador de materia prima sin valor agregado, y los cambios de los ciclos económicos finalmente nos llevaron a una situación muy mala. Porque la otra gran clave que nosotros tenemos que abordar cuando hablamos del problema de la alimentación, es también las altísimas tasas de desocupación que tienen que ver con los problemas del hambre. Entonces es clave no solamente producir materia prima, sino agregar valor para que los trabajadores, los ciudadanos y las ciudadanas de nuestras comunidades puedan tener trabajo. Esta es la clave.
Lo pude ver hace muy poco tiempo cuando estuve en Haití visitando precisamente la Misión Argentina, como miles y miles de personas carecen de ocupación y que entonces deviene inevitablemente en lo que termina siendo una disputa, no ya por la distribución del ingreso como puede suceder en países en desarrollo o tal vez en sociedades más desarrolladas, sino simplemente una disputa para ver quien llega primero a una bolsa de pan o a una bolsa de arroz.
Vamos entonces a vivir en este siglo XXI que se caracteriza por un gran desarrollo tecnológico, escenas muy terribles, porque paralelamente a ese desarrollo de la ciencia casi inimaginable hace 30 ó 40 años atrás, vamos a ver escenas del medioevo donde tal vez en la puerta de una panadería en Magreb o en cualquier lugar lejano de África la gente se agolpe y se muera en busca de un plato de comida.
Creo que el abordaje debe ser con mucha sinceridad, con mucha franqueza, evitando el doble estándar, evitando lo que nosotros decimos en nuestro país "el doble discurso" y una práctica de cooperación a tres puntas, en un plan de facilidades alimentarias donde los países desarrollados que poseen y han acumulado gran cantidad de capital puedan invertir, para que aquellos países que estamos en condiciones de producir no solamente materia prima agrícola sino también tecnología, para que otros países que hoy carecen de ella puedan hacerlo, accedan a esa tecnología, accedan a esas semillas, accedan a esos fertilizantes para poder también ellos mismos proveerse de los alimentos.
La clave está entonces en un sinceramiento de qué es el orden vigente y cómo ha venido funcionando estructuralmente, que tal vez ha constituido no queriéndolo, porque después de todo en política las buenas o malas intenciones no cuentan, lo que cuentan son los resultados concretos que se obtienen de la aplicación de tal o cual política, un sinceramiento absoluto por parte de los países centrales con gran capacidad de inversión, con gran capacidad de decisión, de nosotros, países también productores de materia prima, de alimentos, países en vías de desarrollo con grandes extensiones y gran capacidad en materia de recursos naturales, para que finalmente aquellos que todavía no han podido acceder a una mínima tecnología que les provea su propio sustento, puedan hacerlo. Creo que esta es la clave.
Nosotros, en nuestro país hemos llegado a los 97 casi a los 100 millones de toneladas en materia agrícola; podemos llegar a 150 millones, pero además, queremos agregarle valor también a nuestras materias primas, porque tenemos la experiencia que hemos acumulado desde hace un siglo y sabemos que solamente el agregar valor a nuestros productos, es a lo que hace al desarrollo de nuestros pueblos.
Por eso, con esta visión que tal vez pueda ser compartida y no, pero que es la expresión sincera de cómo vemos desde un lugar de Latinoamérica, como país emergente, como país en vías de desarrollo, la problemática del hambre hoy en el mundo, abordarla con esta caracterización, que vuelvo a repetir, no solamente es de producción sino también y esencialmente de distribución, que en definitiva no es ni más ni menos que la distribución del ingreso, lo que verdaderamente define la calidad de vida de cada uno de los hombres y mujeres que habitamos este planeta.
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