AMPLIARFestejos en la plaza

27/05/2008 - Nacional B

El Santo paseó su gloria por todo Tucumán

Luego del empate en La Paternal, con el cual San Martín consiguió el ascenso a la máxima categoría del fútbol argentino, el plantel llegó, ayer a Tucumán. Fue recibido por una verdadera multitud. Los festejos se observaron durante todo el día en diversos rincones de la provincia.

La hinchada se reunión en la Ciudadela.

El gran acontecimiento, en Tucumán, fue el ascenso del Santo de la Ciudadela. El lunes a la noche cerca de 40.000 personas poblaron la plaza Independencia. En la tarde de ayer siguieron los festejos, algunos continuaban desde el día anterior.

Promediando el mediodía llegó el plantel al aeropuerto Benjamín Matienzo, una multitud con banderas y gorros recibieron a sus ídolos. La caravana de autos era impresionante.

Posteriormente los jugadores recorrieron la ciudad subidos en el techo del ómnibus, saludando a sus fanáticos. El recorrido finalizó en el fortín de la Ciudadela, donde más de 5000 hinchas festejaban el ascenso. Antes habían estado en la Plaza Independencia, cerca del mediodía se fueron al estadio.

La intención del plantel era dar la vuelta olímpica, sin embargo, la euforia, mezcla de alegría con pasión, desbordó a la multitud y los jugadores no lograron recorrer los cuatro sectores de la cancha. Campodónico, López, Ibáñez, Krikorian y Serrano, fueron los únicos en saludar, un par de minutos, a la gente.

Como no podía ser de otra manera, las cargadas para el Decano fueron una constante, algunos afiches hacían referencia al conjunto de 25 de mayo y Chile con frases como “Algún día vas a aprender de Papá”. Además de los cantitos alusivos al archirrival que se escuchaban en cualquier rincón de la provincia, sumado esto, a las gastadas entre compañeros de trabajo.

En los barrios, la fiesta era absoluta. Las esquinas se convirtieron en lugar de reunión para alentar por el recién ascendido. El centro tampoco estuvo ausente del festín, casacas rojas y blancas, eran lucidas por grandes, chicos, mujeres, hombres. Todos querían vestirse con aquellos gloriosos colores. Todos necesitaban expresar tanta alegría contenida durante 15 años.

Sebastián Ganzburg