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20/03/2016 - Tendencia Pro

Los cambios simbólicos, comunicacionales y gastronómicos de Macri en la Rosada

A lo largo de los primeros cien días de gestión al frente de la Casa Rosada, el presidente Mauricio Macri ordenó encarar cambios en el orden simbólico, así como también en lo que se refiere a aspectos de manejo interno, de comunicación e incluso gastronómicos.

 A comienzos de febrero, la decisión oficial de descolgar los cuadros del expresidente Néstor Kirchner y del venezolano Hugo Chávez de la Galería de los Patriotas Latinoamericanos, ubicada en el primer piso de Balcarce 50, había provocado las críticas del Frente para la Victoria, aunque el revuelo no duró más de un par de días.

En el orden de los cambios simbólicos, según supo NA, próximamente habrá un reordenamiento en la Galería de los Bustos Presidenciales para disponer las esculturas de mármol de Carrara de los mandatarios de acuerdo a la cronología en la que se sucedieron las distintas presidencias.

El último busto de un jefe de Estado en incorporarse a ese sector fue el de Kirchner, que fue inaugurado por la Cristina Kirchner el 9 de diciembre de 2015, en lo que fue su último día de gestión.

La norma que rige la colocación de los bustos es el Decreto 4022, de 1973, y establece que serán situados "en el orden cronológico correspondiente a sus respectivos mandatos constitucionales y luego de transcurrido el plazo de dos períodos de Gobierno contado desde la finalización del mandato respectivo".

Para dejar atrás el estilo que le imprimió Cristina Kirchner al Despacho Presidencial, el líder del PRO cambió los retratos de José de San Martín, Mariano Moreno, Cornelio Saavedra y Manuel Dorrego por obras de arte recomendadas por su esposa, Juliana Awada.

La primera dama no sólo aporta desde su opinión en temas vinculados a la decoración de la oficina o de la Quinta de Olivos, sino que a fuerza de gala, moda y maternidad está comenzando a ganar su lugar en la faceta pública de la Presidencia.

Asimismo, inspirado en los preceptos de la disciplina oriental feng shui, el jefe de Estado eligió para sus reuniones en el despacho una mesa redonda, en lugar de la rectangular y de grandes proporciones que utilizaba su antecesora.

En lo que respecta a la comunicación presidencial, la cercanía se transformó en la premisa fundamental a la hora de dar a conocer anuncios, opiniones, lanzar planes.

En ese sentido, la decisión de no utilizar la cadena nacional se respeta a rajatabla y, en cambio, se apuesta a las redes sociales Twitter y Facebook, en las que se mezclan los mensajes vinculados con cuestiones políticas con los de tipo personal e íntimo.

Así conviven la visión oficialista sobre la actualidad económica, legislativa y política; con la mascota oficial, el perrito Balcarce, la pequeña Antonia Macri y las imágenes en familia o con vecinos de alguna localidad argentina.

El encargado de llevar adelante la misión comunicativa del Gobierno es el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien tomó ese rol ya en tiempos de campaña electoral, cuando oficio como jefe del dispositivo que apuntaba a llevar al líder del PRO a la Casa Rosada.

Dentro de Balcarce 50, el funcionario que tiene la tarea de resolver los detalles más mínimos es el secretario general de la Presidencia y hombre de extrema confianza de Macri, Fernando De Andreis.

Sus tareas van desde los arreglos y refacciones en la Residencia Presidencial de Olivos hasta cambios en el menú que se sirve en el Comedor de la Casa de Gobierno y el reciclaje de los residuos, pasando por coordinaciones del operativo de seguridad en jornadas importantes como la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

En el sentido gastronómico, a fines de febrero se modificaron las comidas que se sirven en el almuerzo, incluyendo propuestas light y tentempiés para la tarde, y se eliminaron los beneficios para los funcionarios, quienes así deben también abonar los 25 pesos del menú al igual que el resto de los trabajadores de la Casa Rosada.

Cuidadoso de los detalles y preocupado por la imagen, desde el comienzo de su gestión Macri logró imprimir al Gobierno la forma de ser PRO que ya se había adoptado en la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.