La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo ayer que consideraba "escandaloso" apostar por derrumbe de Petrobras, el gigante petrolero estatal involucrado en un gran entuerto de corrupción interna.
"Petrobras no colapsará en 2016, ni en 2017, ni en 2018", dijo la jefa de estado a periodista durante un acto político en Brasilia.
El lunes, en la Bolsa de Valores de Sao Paulo las acciones de la petrolera cayeron más de un 4%, cotizando a menos de 5 reales (1,4 euros), por primera vez desde 2003.
Rousseff también reveló que las estimaciones de crecimiento a la baja mencionados esta semana para su país por el FMI la han dejado "perpleja".
"Estoy segura de que vamos a restaurar la estabilidad política en nuestro país, asegurando la tranquilidad necesaria para volver al crecimiento", dijo la mandataria.
En tanto, su mentor, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, en los últimos días ha declarado ante la policía federal que niega siquiera haber implementan un grupo de presión durante su gobierno (2003-2010). Así lo anunció la prensa local.
Lula ha sido citado como testigo en una investigación sobre supuestas ventajas fiscales concedidas al sector de automotriz, en un caso en el que también está involucrado uno de sus hijos, Luis Claudio.
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