En numerosos comercios minoristas de San Miguel de Tucumán, las bajas en las ventas es notable. Una recorrida por diversos negocios permite comprobar esta preocupante situación. El consumo, de los últimos años, venía en constante crecimiento. Desde hace un par de meses las ventas son menores a igual período del año anterior. Quejas de comerciantes y consumidores.
En casi todos los negocios barriales bajó la venta y aumentó el fiado.
Una certera visión de la realidad de una ciudad es recorriendo los barrios de la misma. Estos conglomerados urbanos acogen habitantes con heterogéneos ingresos.
Hay sectores donde la clase media empobrecida es mayoría. Y eso se nota en la falta de mejoras o arreglos en las viviendas, los modelos de autos estacionados en sus garages y en la calidad de los negocios establecidos en el lugar. En otros los vehículos tracción a sangre y sus conductores ofertando verduras, en medio de una jauría de perros. Casas con Soluciones Habitacionales, cercadas con alambres o bloques, amontonadas en forma desigual a lo largo de calles polvorientas, evidencian la calidad de vida de los habitantes del lugar.
Cuadras con cinco o seis negocios que venden comestibles, verduras , quioscos instalados en ex garages o livings. Ropa compradas en Bolivia, Paraguay o La Salada, Buenos Aires, cuelgan de sogas o ventanas. Venta de quiniela, artículos escolares y de mercería, es el habitual paisaje en los barrios tucumanos. En todos ellos las quejas de sus propietarios es por los aumentos de precios y la baja de las ventas.
Mientras por un lado se escucha que creció la pobreza, por el otro dicen que no es verdad. Lo cierto es que desde que comenzaron los piquetes campestres los precios se elevaron y el consumo se cayó. La especulación está tanto en un local de venta de golosinas como en una panadería, en los carritos verduleras o en las bicicletas quiosqueras, estacionadas en la puertas de las escuelas.
“No tengo aceite, no se consigue” , “ recién me dejaron lista precios nueva”, “ ya no puedo fiar”, “ todas la bebidas aumentaron”, “ vendo menos pan”, “ es lo único que me queda”, “ no se vende nada”. “mañana traigo manzanitas”, no tengo caramelos de diez ", son algunas de las repuestas de los pequeños comerciantes ante la consulta de los clientes. Estos a su vez compran menos. Los fideos, la polenta, la yerba , el aceite se fraccionan y los empobrecidos consumidores, cada vez más , incorporan esa modalidad de compra..
“ En dos días leí un libro”, dice Agustina, que atiende un quiosco en un barrio del oeste de la capital. Por la misma zona, Mario, dueño de una carnicería, asegura “está fea la cosa hermano, vendo un 30 por ciento menos que hace tres meses”, al frente Florencia, propietaria de un local de venta de ropa, señala “en lo que va del mes no viaje a Bolivia, tengo mucha mercadería y no se vende casi nada”. “Antes recibía apuestas para los tres sorteos, ahora solo para la vespertina y noche, la gente juega poco, entonces no me conviene abrir, así que cierro un par de horas”. “ En esta época vendía los citrus por docenas ,ahora por unidad, la gente pregunta y no compra” , explica Juan Pablo, estudiante y verdulero.
Además de esta baja en las ventas, o en el consumo, desde la Dirección de Comercio aseguran que en Tucumán los precios están hasta un 25 por ciento más caro que en las otras provincias del norte.
El verano no se va, el otoño esta siendo duro, ¿como vendrá el invierno? , es la pregunta que se hacen consumidores y comerciantes. No está la respuesta. La sensación es que aquellos que la tienen, todavía no se la hicieron. ¿Creerán que está todo bien?.
Daniel A. Villalba
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