El papa Francisco visitó ayer un campo de desplazados internos en la capital de la República Centroafricana, Bangui, donde los residentes celebraron su llegada como un presagio de "paz y reconciliación" en un país desangrado por el conflicto que enfrenta a comunidades cristianas y musulmanas.
El pontífice fue recibido con entusiasmo en el campamento Centro Juan
XXII, uno de los numerosos recintos de Bangui que acogen a parte de las
440.000 personas que se han visto forzadas a abandonar sus hogares pero
que han permanecido en el país.
"Bienvenido, papa Francisco. Estamos muy honrados por su visita. Ha
venido a compartir nuestra alegría y nuestra pena. Que su visita a la
República Centroafricana aporte la paz, la reconciliación y la felicidad
en todo el país", declaró una mujer en nombre de los residentes del
campo, según reproduce la agencia EFE.
Bangui es la última escala del viaje africano del papa, que finaliza mañana.
Antes visitó Kenia y Uganda, para iniciar hoy la tercera y última etapa
de su periplo, la más peligrosa por la elevada inestabilidad en el país,
donde hay desplegadas tropas internacionales que intentan todavía
contener las matanzas indiscriminadas.
En un ambiente de entusiasmo, una multitud de desplazados, que viven en
el campamento sin apenas recursos, se fundieron en lágrimas a la llegada
del pontífice.
"La llegada del Papa es un milagro de Dios. Su llegada es un signo de
paz en nuestro país", declaró uno de los desplazados, François Nguiba.
El Papa, que se dirigió a los centroafricanos en italiano y que luego
fue traducido al sango, la lengua nacional, por un intérprete, les animó
a mantener la esperanza en todo momento para iniciar el camino de la
reconciliación.
"Tienen que pensar en el futuro de sus hijos", remarcó el pontífice
argentino Jorge Bergoglio, quien exigió a los centrafricanos que
detuvieran la violencia y las matanzas.
Cerca de 40.000 personas viven hacinadas en este campamento desde el
estallido de violencia entre los Séléka, rebeldes musulmanes que
llegaron al poder en marzo de 2013 por un golpe de Estado, y las
milicias cristianas que comenzaron a perseguir y asesinar musulmanes en
represalia por los abusos cometidos tras el levantamiento.
Las condiciones de vida en el centro de desplazados es deplorable, con
centenares de personas durmiendo en el suelo cuando no pueden refugiarse
bajo las lonas proporcionadas por la ACNUR.
Según el coordinador del centro de desplazados, Magloire Malissaba, la
necesidades de agua, alimento y medicamentos son permanentes, lo que
lleva a los niños a caer enfermos constantemente.
La violencia entre comunidades, generalmente protagonizada por
musulmanes del norte y cristianos (la confesión mayoritaria), ha
obligado a cerca de un millón de personas a huir de sus casas, la mitad
de los cuales permanece en el exilio dos años después del inicio del
conflicto.
El papa visitó a los desplazados poco después de aterrizar hoy en
Bangui, capital de la República Centroafricana y última escala de su
gira por África, donde el pontífice de 78 años quiere promover la paz y
la reconciliación.
El religioso viajó en un avión especial de la aerolínea italiana
Alitalia, que lo trasladó procedente de Uganda y a poco de aterrizar se
reunió con la presidenta de la transición, Cathérine Samba-Panza en la
sede presidencial, el Palacio del Renacimiento.
La mandataria durante el encuentro pidió "perdón" en nombre de la clase
dirigente y de los responsables de lo que llamó "descenso a los
infiernos", en alusión a la violencia de su país, y animó a sus
compatriotas a hacer lo mismo tras recibir al papa Francisco.
Samba-Panza elogió la "lección de coraje y determinación" que el
pontífice ha demostrado al viajar a la República Centroafricana.
"Todos los hijos e hijas de este país deben reconocer sus faltas y pedir
perdón, un perdón sincero que su bendición transformará en un nuevo
pavimento para la reconstrucción del país", subrayó la mandataria, según
informa la agencia DPA.
Por su parte Francisco pidió al Gobierno de transición de la República
Centroafricana y a sus ciudadanos que se inspiren en el lema del país,
"unidad, dignidad y trabajo", para superar el conflicto interreligioso
que en los últimos dos años ha costado la vida a miles de personas.
Pero felicitó a las autoridades nacionales e internacionales "por los
esfuerzos que han realizado para dirigir el país en esta etapa".
República Centroafricana celebrará un referendo constitucional el
próximo 13 de diciembre y dos semanas después tendrán lugar las
elecciones presidenciales, dos eventos que culminarán la transición y
deberían permitir el comienzo de la reconstrucción del país.
Según el índice de la ONU, República Centroafricana es el tercer país más pobre del mundo.
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