Al menos 118 personas han muerto en los diferentes atentados perpetrados en Parí. La serie de seis ataques y explosiones abarcó el noreste parisino y en los alrededores del Stade de France.
El presidente francés, Francois Hollande, en un dramático mensaje,
anunció por TV que ordenó decretar el estado de emergencia en todo el
país así como un cierre total de las fronteras tras los "ataques
terroristas sin precedentes", que, según dijo dejaron "decenas de
muertos".
Horas después del inicio de los ataques nocturnos, varias ráfagas de
disparos y detonaciones se oyeron dentro de la sala de conciertos
Bataclan, en el centro de París, escenario de la toma de rehenes,
informaron medios franceses desde el lugar.
Una media hora más tarde, el canal BFMTV informó que la toma de rehenes
había terminado con un asalto policial y la muerte de dos "terroristas",
y agregó que en el interior de la sala se había cometido una auténtica
"carnicería".
Con un cordón policial montado a unos 500 metros del teatro, unos 40
rehenes consiguieron salir de la sala un rato antes y fueron llevados a
café cercano donde esperaban prestar declaración ante la policía,
informó la agencia de noticias EFE.
Los atentados, ocurridos al caer la noche, sumieron a París en el caos,
el espanto y el terror y evocaron inmediatamente el recuerdo de los
sangrientos ataques a las oficinas de la revista satírica Charlie Hebdo,
hace apenas 10 meses.
El Ayuntamiento o alcaldía de París pidió a todos los ciudadanos de la
capital que permanecieran en sus casas "a la espera de las instrucciones
de las autoridades".
A falta de información oficial más detallada, medios locales, citando
fuentes policiales y médicas, dijeron que al menos 40 personas murieron
en los atentados.
Alrededor de una decena de personas murió en un ataque a tiros en un
restaurante del distrito 10 de París. Decenas más murieron en los otros
ataques, pero sobre todo en el teatro Bataclan, donde alrededor de 100
personas fueron tomadas de rehenes.
La policía montó un rápido operativo en torno al lugar, acordonando una
extensa zona alrededor del teatro, agregaron los medios, que estaban
apostados a medio kilómetro del lugar.
Casi en simultáneo con los ataques, dos o tres explosiones, según
distintas fuentes, se escucharon cerca del estadio Stade de France, al
norte de París, justo cuando los seleccionados de fútbol de Francia y
Alemania jugaban un partido amistoso.
Uno de los estallidos fue tan fuerte que hizo que los asistentes al
encuentro interrumpieran sus cánticos y que algunos jugadores se miraran
entre sí como sorprendidos. Las sirenas comenzaron a sonar de
inmediato, y un helicóptero apareció sobrevolando el estadio.
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