Enviar Nota | Imprimir

Semana de Mayo de 1810

El 15 de mayo de 1810 llega a Montevideo el barco, de bandera inglesa, Juan Paris con la noticia de la caída de la Junta de Cádiz en manos de los franceses. Se terminaba el poder español, en Buenos Aires. Un grupo de porteños intimó al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros para que difunda la buena nueva.Este, sin poder militar, hizo caso a las demandas.

La cronología de los tres primeros días de la Revolución de Mayo de 1810 es la siguiente:

Viernes 18 de mayo
El virrey Cisneros busca ocultar las noticias llegadas desde España. Pero el rumor ya había corrido por toda la ciudad. Decide, entonces dar a conocer su versión de los hechos mediante una proclama, intentando calmar a los criollos, y pidiendo lealtad al rey español Fernando VII. Pero ya era tarde: la agitación popular se hacía cada vez más intensa.

Algunos criollos se reúnen  en las casas de Nicolás Rodríguez Peña y de Hipólito Vieytes. Allí se forma un grupo revolcionario integrado por Rodriguez Peña, Vieytes , Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Juan José Paso, Antonio L. Beruti y otros.Sostienen  reuniones con Cornelio Saavedra y deciden nombrar una comisión representativa para pedir , a Cisneros  un Cabildo Abiero, una reunión extraordinaria. Allí se discutiría si el virrey debía seguir gobernando.

Sábado 19 de mayo
Cisneros recibe a Castelli y a Martín Rodríguez, quienes le formulan la petición.Que la convocatoria fuera realizada al día siguiente. El virrey no se decidía, pensando que un Cabildo Abierto podría resulta contraproducente para el poder español. Decide ganar tiempo. Cita los jefes militares para el día siguiente, en su residencia de gobierno, el Fuerte, para saber si lo apoyarían.

Domingo 20 de mayo
Los jefes militares se prentan en el Fuerte al atardecer. El coronel criollo Cornelio Saavedra, jefe del Regimiento de Patricios e integrante de la Sociedad de los Siete, concurre a la reunión. Cuando Cisneros reclama una respuesta a su petición de apoyo, Saavedra le pide la renunciar, ya que la Junta que le había nombrado se desarmó. Solamente defendie la posición del virrey  el síndico procurador del Cabildo, Julián de Leyva. Sin poder militar para oponerse, el virrey autoriza un cabildo abierto.