1790 bibliotecarios ( 7 de Tucumán) pertenecientes a 903 bibliotecas populares de todo el país que, gracias a un subsidio otorgado por la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares (Conabip), dispusieron este año de $1.600 para comprar libros con un descuento del 50 por ciento en las 134 editoriales adheridas al programa Libros%.
El dinero destinado a la compra de textos escolares no puede superar el 20 por ciento de lo que cada biblioteca recibe.
El monto total del subsidio para la compra de libros –que cubre también el traslado de los dirigentes sociales a Buenos Aires, los viáticos y el hotel– asciende a $ 2.298.670 (23 por ciento más que el año pasado).
El programa Libro% de la Conabip, auspiciado por la Cámara Argentina del Libro y la Cámara Argentina de Publicaciones y que se realiza gracias a la colaboración de la Fundación El Libro, implementó a partir de 2006 una modalidad diferente: mientras que tradicionalmente la Conabip centralizaba la compra de libros y se los entregaba a las bibliotecas, ahora éstas además pueden disponer de los recursos para comprar materiales según sus necesidades. Por eso, por ejemplo, la Biblioteca Popular y Centro Cultural Rayuela, de Santiago Temples, un pueblo cordobés de 3000 habitantes, pudo consultar a los docentes de los colegios para organizar su lista de pedidos aunque, según Analía, la encargada de las compras, no descuidó las demandas de otros usuarios.
En la otra punta de la Feria, Silvia Böttger, de Villa Paranacito, un pueblo de Entre Ríos con 3.500 habitantes (entre islas y centro urbano), no podía con los dos changuitos que le había entregado la Conabip junto con cajas para trasladar los libros. “Molesté a todos los que conocía para que me trajeran hasta Buenos Aires y me alojaran, entonces pude gastar casi todo el subsidio en libros”, dice y cuenta que su biblioteca, Sandor Mikler, lleva el nombre del fundador del primer periódico que salió en el 1933 en el delta y que todavía hoy circula en las islas. “El año pasado compramos libros infantiles, sobre problemáticas sociales y de formación docente. Pero como no se usaron mucho, este año nos dedicamos al lector común y nos inclinamos más a la novelas, libros de historia y autoayuda. Además hacían falta libros para las escuelas técnicas sobre manualidades y hobbies (carpintería y pintura sobre tela, por ejemplo)”, comenta la bibliotecaria, mientras muestra cuatro hojas minuciosas con la lista de libros clasificados por editorial y en riguroso orden de prioridades.
También las tres dirigentes sociales de la Biblioteca Sala Abierta de Literatura Infanto Juvenil, de Tandil, arrastran tres cajas desbordantes de libros. El que casi se les cae es el Manual de literatura argentina (1830-1930), de Lucila Pagliai. No es una casualidad: este año se han estado especializando en los libros sobre historia de la literatura. “No nos hizo falta –aclara una de ellas, María– preguntarles a los usuarios qué necesitaban, la verdad que con el trabajo cotidiano uno se va dando cuenta qué materiales hacen falta”. La última en llegar, previo mensajito al celular de María para saber por dónde andaba, es la encargada del Plan Ciudadano de Lectura que llevan adelante en la biblioteca desde hace 8 años y cuyo objetivo es formar escritores y lectores críticos y autónomos.
Explica: “No nos interesa una maratón de lectura, apuntamos a otra cosa. Nos interesa la lectura como encuentro, en relación con un otro”. Además de los libros de literatura infantil y juvenil, las bibliotecarias de Tandil están interesadas en algunos libros de ficción que, según han notado, los docentes comienzan a usar de repente y, al año siguiente, tal vez los cambian.
Esto, muchas veces, tiene que ver con los libros más premiados”, dicen. No deja de ser una buena noticia que hace dos años que los fondos de los que dispone la Conabip –el organismo dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación encargado de administrar y distribuir los recursos destinados a las bibliotecas populares– dejaron de depender por completo de lo recaudado por impuestos a los juegos de azar, para pasar a tener un monto asignado en el Presupuesto Nacional.
Para el año 2008, el presupuesto asignado es de 21 millones de pesos, de los cuales el 47 por ciento proviene del impuesto a los juegos de azar (Fondos Especiales) y el 53 por ciento restante del Presupuesto General de La Nación. Con respecto a su utilización, un 16 por ciento del total se destina a la adquisición de material bibliográfico de industria nacional, un 57 por ciento a transferencias directas a las bibliotecas populares (aquí está incluido el programa Libro%) y el 27 por ciento restante corresponde al personal, costos de funcionamiento y financiamiento de programas y proyectos del Plan Estratégico 2008-2012. Como en casi todas las instituciones culturales y educativas de nuestro país, en las bibliotecas populares participan además del personal rentado (bibliotecarios graduados, bibliotecarios auxiliares y personal docente), 27 mil voluntarios que realizan ad honorem la tarea –silenciosa y titánica– de animación y promoción cultural, lo cual incluye asesoramiento sobre los derechos fundamentarles de los ciudadanos. A partir de este año, mediante un programa de la Conabip cooperarán con las Abuelas de Plaza de Mayo brindado ayuda a quienes tengan dudas sobre su identidad.
Las bibliotecas populares beneficiadas por el programa Libro% se distribuyen de la siguiente manera: 278 pertenecen a la Provincia de Buenos Aires, 6 a Catamarca, 47 al Chaco, 17 a Chubut, 23 a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 75 a Córdoba, 28 a Corrientes, 32 a Entre Ríos, 9 a Formosa, 16 a Jujuy, 45 a La Pampa, 4 a La Rioja, 31 a Mendoza, 18 a Misiones, 29 a Neuquén, 25 a Río Negro, 16 a Salta, 23 a San Juan, 17 a San Luis, 6 a Santa Cruz, 115 a Santa Fe, 29 a Santiago del Estero, 7 a Tierra del fuego y 7 a Tucumán.
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