El 15 de noviembre de 1995 la UNESCO aprobó la propuesta de la Unión Internacional de Editores para que el 23 de abril se conmemorara el Día del Libro. El objetivo, fomentar la lectura, pero en nuestra provincia no se le da mayor trascendencia. Ni el Ente de Cultura, ni las librerías de la capital tendrán actividades especiales.
En el siglo XXI los libros siguen siendo un bien preciado en manos de la gran minoría.
Existe el día del niño, día del padre, de la madre, de los enamorados, navidad, año nuevo, y sigue la inacabable lista. También y desde el 15 de noviembre del 2005 el Día del libro, que hoy se celebra. La propuesta la presentó la Unión Internacional de Editores para proteger los derechos de autor y fomentar la lectura.
Como en las fechas arriba mencionadas el sistema podría haber aprovechado y hacer de esta, una fecha comercial más. Pero en este caso el consumo no sería tan banal ni frívolo, todo lo contrario, sería una fecha de consumo intelectual, de enriquecimiento humano, ¿tendrá esto algo que ver para que no sea un día consumista, como el del niño por ejemplo?
Durante toda la historia de la humanidad los libros, la lectura y literatura fue un bien en manos de pocos. En el siglo XXI, donde la sociedad está cada vez más informada y gran parte de la población mundial sabe leer y escribir (aunque el analfabetismo sigue siendo un problema serio en el mundo) el libro sigue siendo un objeto, para muchos, inalcanzable.
El mercado maneja precios absurdos. Cualquiera que se precie de ser lector sabe de lo que hablo. Comprar un libro nuevo tiene un precio promedio de $35. Usados son más baratos, pero muchos ejemplares, sobre todo los más reciente, solo se consiguen 0km.
No es nuevo que el Estado no se preocupe en lo absoluto por incentivar a la lectura. Se creó un Día Mundial del Libro, que si bien en principio fue para defender los derechos, liberales, de autor, podría haber sido excusa para convertirla en fecha de consumo masivo y gran parte de la sociedad le regale a su pareja, hijo/a, padre, madre abuelo/a, etc un librito.
Las librerías en Tucumán, tampoco aprovecharon la oportunidad, para, por lo menos, vender más. Si ellos venden en grandes cantidades, el pueblo lee. Pero claro, es difícil hacerlo cuando los precios de los ejemplares son inaccesibles para la gran mayoría. Los juguetes también son caros, pero en el Día del Niño las jugueterías facturan como nunca.
Hoy en el mundo más de un centenar de países celebran el Día del Libro. En el Jardín de la República, parece que nadie se enteró que existe o no quiere hacerlo.
Recuerdo una anécdota de Felipe Pignia cuando, hace un par de años, fue a la Fería del libro de La Habana. Contó que lo que más le llamó la atención fue la gran cantidad de familias que compraban libros, cuyos preciosa era ínfimos. No pretendo que este país sea como Cuba, pero por lo menos, una vez al año, el Estado podría poner la fuente principal de conocimientos al servicio del pueblo.
Sebastián Ganzburg
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