Se creen picaros, cancheros, suficientes. Sólo basta con recorrer la ciudad para “descubrir” las actitudes de estos habitantes, que están más para vivir en la selva que en una comunidad con pretensiones de organizada.
Muchos son testigos del comportamiento de estos “tirados a vivos”.
No son males menores como dirían algunos. Todo suma para vivir en un ambiente cada vez más caótico. Lo mal aprendido es el denominador común de estas personas, que cada día se apropian de las malas costumbres y dañan todo lo que los rodea.
Salga y observe y descubrirá hombres y mujeres, niños y adultos, jóvenes y viejos, practicando malos hábitos. No se contagie. Siga siendo una persona de bien, como decían las abuelas.
Están aquellos que estacionan sus vehículos en lugares prohíbidos. Hay otros que no dan vueltos si el cambio es pequeño y ni siquiera dan disculpas. Muchos negocios hacen publicidades engañosas, colocando un producto en la vidriera y tratan de vender otro cuando se le pide la oferta. Los que venden carnes, siempre cortan o colocan de más, nunca de menos o justo. Los taxistas redondean para arriba, Motociclistas circulan en contramano o por las veredas. Estas últimas tomadas por las sillas y las mesas de los bares o empresas constructoras. Ropa de segunda selección con precios de primera. Peatones que empujan .Asientos ocupados, mientras ancianos o discapacitados viajan parados. Mozos que demoran en traer el vuelto. Parroquianos que escriben en las mesas, o en los baños. Servicios que no se cumplen. Aquellos que no respetan las filas. Eventos que empiezan más tarde de lo anunciado. Vendedores callejeros que insultan sin les compran. Vecinos que convierten la cuadra en una bailanta. Veredas que son lavadas a cualquier hora. Electrodomésticos fallados. Ómnibus que no paran.
Es larga la lista de actitudes que molestan y agreden a quiénes intentan vivir en regla, o cumpliendo las normas más elementales de convivencia.
Claro , siempre habrá una explicación de aquellos que se creen “vivos”..Esos tucumanos malos imitadores de aquellos chantas que aparecen a diario por los medios de comunicación. Aquellos que se ríen de las normas. Total, dicen, siempre tienen un “ palenque donde rascarse”.
“Las multas me las saca un amigo”. “El inspector está conmigo, siempre pasa por la cuota”. “Mi viejo es cana”. “Mi mamá labura en los tribunales”.”Tengo un tío en la política”. “Mi hermano es funcionario”. “Mi papá tiene guita”. “Un amigo está en la fila”. “Aquel que está detrás del mostrador es vecino”. “Al cajero lo conozco, por eso no traigo documentos”. “Borrale la fecha de vencimiento, total lo mismo van a comprar”. “No tengo cambio”. “Prestame el libro, después te lo devuelvo”. “ Pasá por el otro lado, que no está portero”. “Yo no tengo la culpa”.
Todos tipos de “avivadas” se ven o escuchan , diariamente, en distintos ámbitos , del Jardín de la República. Siempre son las mismas, con un dejo de suficiencia , que llevan a esta provincia a tener pequeñas pero numerosas corrupciones. Todavía son los menos.
No tiene la culpa el chancho sino quien le da de comer.
Daniel A. Villalba
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