La ONU declaró el 2 de abril, como el Día Mundial de la toma de conciencia sobre el Autismo. El trastorno afecta a uno de cada 150 niños, una cifra más alta que la detección de diabetes, cáncer y SIDA y pediátricos juntos. Si bien no existe una cura hasta el momento, su detección precoz mejora los pronósticos.
En la actualidad no existen medidas para prevenir el autismo.
“Profundamente preocupada por la prevalencia y la elevada incidencia del autismo en los niños de todas las regiones del mundo, y por los consiguientes problemas de desarrollo que afectan a los programas a largo plazo de salud, educación, capacitación e intervención”, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) decidió, por resolución, la designación del 2 de abril como el Día Mundial para “aumentar la conciencia pública sobre ese trastorno”, según indica la resolución. Además destaca que es necesario recordar que “el diagnóstico a tiempo, la investigación y la intervención apropiadas son vitales para el crecimiento y el desarrollo de la persona”.
El autismo afecta a millones de niños en el mundo de cualquier raza, sexo y condición socioeconómica. Es cuatro veces más frecuente en niños que en niñas. Según explica Alexia Rattazzi, psiquiatra infanto-juvenil del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Universidad Favaloro, “es una afección que altera la capacidad de la persona para comunicarse en forma verbal y no verbal, por lo que le impide relacionarse con otras personas, y se asocia con conductas repetitivas e intereses restringidos.”
La especialista, destaca, que el autismo se manifiesta ya en los tres primeros años de edad y dura toda la vida. Si bien no se conoce con exactitud qué lo provoca, se cree que tiene incidencias genéticas y ambientales.
“Es un problema más frecuente de lo que la gente piensa, incluso entre los profesionales, que requiere de una detección precoz para comenzar un tratamiento terapéutico. Mientras antes se detecte, mejor pronóstico hay para cualquier chico”, dijo Rattazzi. Y agrega que, por esa razón, celebra la declaración que hizo la ONU. “La concientización no sólo sirve para que todos detectemos lo antes posible este problema, sino también para la inclusión de los autistas en la sociedad, que como muchas personas discapacitadas, tienden a ser discriminadas”.
La especialista resalta que “la Convención sobre los Derechos del Niño declara que los niños con discapacidad deberán disfrutar de una vida plena y digna, en condiciones que aseguren su dignidad, fomenten su autonomía y faciliten su participación activa en la comunidad, así como su goce pleno de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones con los demás niños. Por ello dice que “Es responsabilidad de todos garantizar y promover la plena realización de los derechos humanos y libertades fundamentales de todas las personas con discapacidad”.
Para su detección precoz, Rattazzi indica que es fundamental el rol de los padres, que son los primeros en detectar si sus hijos tienen problemas de comunicación en los primeros años de vida. “Por ejemplo, si se dan cuenta que no hablan, o no realizan gestos, que no sonríen… Pero también es importante el rol de los pediatras, que ante la consulta de los padres, deben pedir que se realicen los estudios necesarios para detectarlo”, explica.
En la actualidad no existen medidas para prevenir el autismo y hasta ahora no se conoce ningún tratamiento que cure al autismo. “Pero las investigaciones actuales indican que la intervención intensiva temprana es más efectiva que los tratamientos a edades más tardías”, advierte Rattazzi.
Los signos que deben alarmar a los padres sobre la posible presencia de autismo en sus hijos son: Que el bebé no sonría ni exprese alegría a los 6 meses, que no realice intercambio de sonidos, sonrisas o gestos faciales a los 9 meses, que no balbucee a los 12 meses, que no interactúe con gestos como señalar, alcanzar, mostrar o saludar con la mano a los 12 meses, que no diga palabra alguna a los 16 meses, que no diga ninguna frase de 2 palabras con sentido (sin imitar o repetir) a los 24 meses, que no responda a su nombre a los 10 meses, y que haya una pérdida de lenguaje, del balbuceo o de alguna habilidad social a cualquier edad.
Para mayor información, comunicarse con Luciana Gutierrez, responsable de Comunicación Institucional de INECO, al 4807-4748, o escribir a prensa@neurologiacognitiva.org.
Fuente: www.infocivica.org.ar
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