No es sólo Belo Monte, ni sólo Brasil. En total hay más de 150 hidroeléctricas en planificación en Brasil, Perú, Colombia, Ecuador... ¿Supone esto el fin del patrimonio amazónico? DW habló en Bruselas con especialistas.
“Los indígenas y todos los pueblos ribereños del Xingu no van a sobrevivir si se construye Belo Monte, porque la represa les quitará, dependiendo de la época del año, entre el 80% y el 90% del agua de la que viven”, afirma Felicio Pontes, procurador del Estado brasileño de Pará.
Como la controvertida represa brasileña, otras 153 están en fase de planificación, en Brasil, Perú, Ecuador, Colombia y otros países. “El 100% de ellas afectan a poblaciones tradicionales; en Brasil, el 40% de las hidroeléctricas planeadas afectan a los pueblos indígenas”, explica a DW. Lo que decida la corte brasileña, en opinión de Pontes, será paradigmático.
“La primera cosa que se demanda aclarar es: existe o no la obligación de la consulta previa a los indígenas. Ésta viene de un principio mayor de derecho internacional que es reciente pero que debe ser asumido por todos: el principio de la libre determinación de los pueblos”, explica Pontes, quien afirma que los pueblos amazónicos no quieren este tipo de desarrollo.
Visiones discrepante
En una conferencia en el Parlamento Europeo, organizada por el grupo de Los Verdes, expertos de diferentes campos explicaron los impactos devastadores que tendría la construcción de la represa tanto en el medio ambiente como en los pueblos de la región. Y hablaron de la existencia de otras fuentes de energía, con menos impactos negativos.
Las cifras oficiales no coinciden con ellos. Sólo unos 225 indígenas se verían afectados por la construcción de la represa de Belomonte, explica el Ministerio de Energía, y millones de brasileños serían favorecidos con la producción de energía, de la cual el 70% iría para la ciudadanía, 10% al consorcio constructor y 20% a las empresas. La represa, una obra más grande que el Canal de Panamá, cuenta como una oportunidad de desarrollo y de energía renovable para la región.
Por el contrario, de trampa la califican los opositores, pues alterará el curso de río Xingu, se llenará sólo cuatro veces al año, y para que sea eficiente tendrán que construirse más represas. Además,afirman que el número de afectados sobrepasa los 40.000, entre ellos 40 etnias que habitan las riberas.
Un caballo de Troya
Un fracaso medioambiental y social prevén los ecologistas. También los defensores de los pueblos originarios. Y dado que hay empresas europeas en el consorcio, los que subrayan la importancia de mantener la Amazonía querrían ver presión desde Europa para evitar tanto éste como otros megaproyectos
“Belo Monte supondrá un vasto daño a los ecosistemas y a las culturas amazónicas que perderán su autosuficiencia. De otros casos, en otras partes del mundo, sabemos que los indígenas apartados de sus tierras no pueden reproducir su forma de vida y se suicidan. Este tipo de proyectos es igual a un etnocidio”, dice a DW Valérie Cabanes, especialista en derecho internacional y portavoz de la Iniciativa Ciudadana “End ecocide in Europe”.
El choque de dos modelos
Así, si por un lado se recalca la importancia de la selva amazónica como “pulmón del planeta”, por otro la minería, los monocultivos, las petroleras, las madereras, la industria ganadera y las hidroeléctricas están acabando con ella. ¿No hay alternativa a este modelo de desarrollo?
Sí la hay, opina Pontes. “Existe un modelo socio-ambiental que se orienta a la extracción de sustancias que son extremadamente importantes en el escenario económico mundial pero que necesitan de la foresta en pie para que pueda ser aplicado. La castaña del Pará, la baya de açai –cada vez más de moda- son muy buenos ejemplos. Además sólo conocemos el 5% del potencial farmacológico de la Amazonía; con estas hidroeléctricas vamos a destruir un potencial que no conocemos, donde puede estar la cura para enfermedades todavía incurables. Invirtiendo en su patrimonio biogenético, Brasil podría ganar mucho dinero por royalties con la industria cosmética y farmacológica sin destruir la Amazonía ni a sus pueblos”, afirma Pontes.
“Llevamos 30 años con el modelo de desarrollo predatorio y en la región de Pará su balance es el mayor índice brasileño de trabajo de esclavos y de muertes de trabajadores del campo. Esto demuestra que el modelo no puede ser considerado bueno desde la perspectiva de los pueblos de la selva”, dice Pontes, recordando que –dado que es un sistema hídrico que va del Pacífico al Atlántico- no se trata sólo de Belo Monte. Y no sólo del Brasil.
Belo Monte es un “caballo de Troya. Es abrirle la puerta a la extracción minera en toda la Amazonía”, afirmaba la europarlamentaria Catherine Greze en la conferencia Belo Monte Mega-Dam The Amazon up for grabs?
Como fuere, mientras se espera la decisión de la Corte Suprema brasileña, que sentará precedente, organizaciones ecologistas y humanitarias europeas –Misereor, Wfd, Urgewald, Gegenstroemung y otras- exigen que las compañías europeas cumplan con los estándares de derechos humanos y ambientales. Y piden la suspensión de la represa para conservar el ecosistema, la biodiversidad y las culturas amazónicas, patrimonio de la humanidad.
Autora: Mirra Banchón
Editora: Emilia Rojas
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