Los nueve candidatos a la presidencia de Chile concentraron sus dardos contra la favorita Michelle Bachelet en el primer día de debate por televisión, que entregó un formato objetado, a 18 días de las elecciones del 17 de noviembre.
La ex mandataria simplemente tomó nota, no contestó y, frente a las cámaras, prefirió centrarse en las propuestas de la Nueva Mayoría, el pacto de centro izquierda que la apoya y al que adhirió el Partido Comunista.
Aunque las redes sociales cuestionaron el formato y las
preguntas, sin réplica ni debate, el rating marcó un inusual 40
puntos de audiencia.
Sólo pocas horas antes de iniciarse el debate, el influyente
Centro de Estudios Públicos (CEP), vinculado a los empresarios,
entregó su esperada encuesta que otorgó un 47 por ciento de
respaldo ciudadano a Bachelet y proyectó que ganaría en primera
vuelta.
Su más cercana competidora, la oficialista Evelyn Matthei
arrojó 14 por ciento seguida por Ricardo Parisi, con 10 por
ciento; Marco Enríquez-Ominami, 7; Marcel Claude tres, y el
resto no marca estadísticamente.
El analista político de la Universidad del Pacífico, Patricio
Gajardo, coincidió que el formato televisivo del debate fue
demasiado rígido, "faltó la posibilidad de interpelación, pero
–destacó- se separó la paja del trigo".
En su análisis para ANSA, el académico relevó que los
televidentes pudieron distinguir "candidatos con contenidos con
otros que repetían eslóganes o lo mismo que dicen en la franja
electoral, sin mayor capacidad de profundizar".
En primera clase ubicó a Bachelet, Matthei y Enríquez
Ominami, "los tres estuvieron bien", dijo. También destacó los
dos candidatos con "nichos propios, como el ecologista Alfredo
Sfeir, "quien mostró solvencia en sus temas", y la dirigente
poblacional Roxana Miranda, "quien habla desde el estómago y
mostró una capacidad de comunicación magistral e hizo
entretenido el debate con un final talentoso".
"El resto;comentó Gajardo- demostró inconsistencia, falta de
solidez, mucho eslogan, frases de buena crianza". A su juicio,
"el más malo fue Ricardo Israel, por su ambigüedad y nadie sabe
qué representa, además no se entiende que con su envergadura
intelectual se enrede tanto con el acuerdo de vida en pareja,
entre otros temas valiosos".
Respecto del ex demócrata cristiano Tomás Jocelyn Holtz,
expresó que parece que "él es candidato para ahorrarse una
terapia de autoestima, por su excesivo yoismo y los ataques
infundados contra Bachelet y Marco Enríquez Ominami".
Para la académica de la Universidad de Santiago, Lucía
Dammert, la primera jornada del debate televisivo "no permitió
la profundización en los temas abordados" y agregó que le parece
"poco probable" que el programa influya en la decisión de los
votantes.
"Tal vez pueda provocar algún cambio para los candidatos con
menor intención de voto, como Alfredo Sfeir, que se va
consolidando como una novedad, pero respecto al primer y segundo
lugar ya está todo más definido", señaló la socióloga y doctora
en ciencia política.
La experta en seguridad y gobernabilidad en América Latina
señaló que en el tercero lugar, "Marco Enríquez-Ominami logró
enfrentar los problemas que a él siempre se le han visto en
televisión, como el mal manejo del tiempo. Eso podría
favorecerlo frente a las acusaciones que ha recibido Parisi".
Dammert coincidió que el clima post encuesta CEP, "donde hay candidatos que marcaron cero por ciento y otra candidata que, al parecer, ganaría en primera vuelta, influyó en el humor y en la sensación de los participantes".
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