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AMPLIARVicente Muleiro

Muleiro vuelve a la literatura juvenil "Los olímpicos"

El escritor y periodista Vicente Muleiro regresa a la narrativa juvenil con "Los olímpicos", una novela sobre un entrañable equipo de fútbol cargada de humor y narrada al son de un nosotros, o pluralidad de voces, como prefiere decir el autor, que se mete con los valores, los prejuicios y también la risa.

"El humor es un elemento de la cultura sin el cual no se puede respirar. Es aquello que te hace saltar lo inesperado, que te da una pausa entre la gravedad de las cosas", excplió el autor a Télam, sentado en el sillón de su departamento de la calle Montevideo, abarrotado de libros.

Es ese humor -"imprescindible tanto en la escritura como en la vida cotidiana"- el que sobrevuela "Los olímpicos", publicada por Capital Intelectual.

La obra nació al calor de una investigación periodística en los años 90, que tituló "El sueño del Diego propio", algo así como el sueño del hijo crack en el fútbol.

"Me llamaban la atención los padres, su tremenda molestia y la angustia con la que jugaban los pibes. Un técnico de las infantiles de Huracán me dijo `el equipo ideal sería de huérfanos´", contó entre risas y continuó: "me quedé con ganas de hacer la contracara: el fútbol como un deporte colectivo, colaborativo, como un juego y no ese sueño de colocar a los pibes en un mercado de pase".

La obra describe un equipo de fútbol juvenil integrado por un grupo de varones y una mujer, Nora, hacen un pacto de lealtad -serán juntos campeones del mundo en 2016-; sin embargo, la presencia de la defensa femenina complica las cosas. Y más si se le suma la Incubadora, un centro de entrenamiento infantil llegado desde Europa donde "someten a los pibes a una situación semiesclavista para perfeccionarlos".

Entre aventuras y disparates, el grupo de jóvenes -integrado por personajes en "esa etapa en que las hormonas empiezan a moverse"-, se desdoblará en valores, discusiones, valentías, enredos amistosos e incluso historias de amor. "Se arma una sintaxis de personajes que van teniendo vínculos móviles, en un momento se pelean, en otros se asocian en pos de un objetivo", explicó Muleiro.

La incorporación de Nora, la única mujer del equipo - de la que todos están como mínimo flechados- "no los deja inscribirse en el campeonato y por eso se sienten discriminados". La escoltan a Nora en "Los Olímpicos de Santa Lucía" la Chancha Voladora, el Tijera, Valentín, el ratón Juanchi, Pirucho, Pinino, Nazopia, el Manteca y otros tantos personajes de nombres tan divertidos como absurdos.

Es que el equipo es un "nosotros", una afirmación de identidad que Muleiro utiliza como voz narradora de la novela. "Es una voz plural que podría ser cualquiera de ellos, que es todos, inclusive la voz dice `si ellos se separaran yo desaparezco´. El nosotros es una nueva entidad, la suma de distintas partes no hace un amontonamiento de esos elementos, sino que crea algo nuevo", enfatizó.

Y esto tiene que ver, explicó el autor, con la frase de Carson Mc Cullers "Ustedes son el nosotros de mí". La idea de "pasar las relaciones por el mundo de lo fraternal, no sólo por el dominio del uno sobre el otro", amplía sobre ese concepto grupal, que guía tanto a sus personajes como al lector.

"En el último libro de Raúl Zaffaroni (`La pachamama y el humano´), él dice que en el mundo hay dos grandes fuerzas: el dominus, la fuerza rectora del capitalismo, y el frater, la posibilidad de organizarse, de llegar acuerdos. Nada dice que esa otra fuerza no puede no triunfar en algún momento de la historia...", explicó el autor.

Muleiro concibe como escenario una geografía ficticia, Santa Lucía, "un pueblo mítico latinoamericano". Y es también esa misma región la que empapa la trama: "las relaciones que se establecen entre los valores -explicó-, los principios y los intereses, son elementos muy latinoamericanos, de ese desangrarse en los 90 que tuvo América Latina con los regímenes neoliberales".

Al peculiar equipo, lo dirige "El Rayo", un homeless ingeniero de sistemas, acérrimo defensor del pacto y responsable de una ocurrente forma de jugar: matándose de risa. "Utiliza técnicas de la termodinámica, la idea de que la asociación tanto en lo humano como en la naturaleza colaboran para armar nuevas posibilidades. Trabajar lo colaborativo, mantener el pacto", aseguró.

Cuando Muleiro era adolescente leía lo "clásico de un pibe de los 60", hasta que tempranamente descubrió su amor a la poesía. "Es mi género predilecto y pienso que mi relación con la palabra parte de ahí". Luego se abrió paso hacia el periodismo, ese "excelente balcón para seguir cosas de la realidad", describe el también subdirector de Radio Nacional.

Distinguido con el Premio de Periodismo Rey de España, Muleiro trabajó en las secciones cultura, política y deportes, un oficio que en él se desdobla a la par de la escritura literaria. "Periodismo y literatura son matrimonios que tienen sus épocas como todos los matrimonios", se ríe.

En lo que va del año también lanzó "Los Garcas" junto a su hermano Hugo, tal vez por la persistencia con la que escribe todas su mañanas. "Tengo la necesidad constante de cambiar de género", confiesa. De hecho, en breve piensa reestrenar "Vidé/la cinta fija" y publicará poesía y una novela juvenil.

Para Muleiro escribir literatura juvenil es una "inmensa libertad", porque "es un espacio más lúdico que otros ámbitos de la palabra. De ahí la ambigüedad: por un lado un contrato con el género y el nivel del lenguaje, y por el otro, el disparate, el delirio".

"Cuando trabajo para chicos la primera garantía es que me divierto yo y pienso que también se divierten ellos", dice el escritor entre risas, las mismas que lo acompañan en ese compromiso que tiene con la palabra y con la vida. "Una falta grave es ser serio en el juego del andar", concluyó.