China National Corporation (CNPC), China National Offshore Oil Corporation (Cnooc), la francesa Total y la anglo holandesa Shell se adjudicaron la licitación del campo de Libra, el mayor yacimiento de hidrocarburos hasta ahora descubierto en Brasil.
Petrobras será la operadora del yacimiento, además de tener una participación de 10 por ciento en el consorcio, igual que cada una de las petroleras chinas, pero además detentará otro 30 por ciento por el nuevo marco normativo establecido para la explotación del yacimiento presal, denominado de repartición.
Además, el consorcio en el que Total y Shell tienen una participación de
20 por ciento cada una ofertó entregarle al Estado 41,65 por ciento del
petróleo excedente (el que sobra una vez descontados los costos de
producción), el mínimo exigido por el gobierno, en un yacimiento que se
calcula tiene entre 8.000 y 12.000 millones de barriles de crudo.
Otras seis empresas que se habían inscripto en la subasta, entre ellas la española Repsol, decidieron retirarse de la compulsa.
La licitación fue realizada en medio de un "clima de guerra" en las
afueras del hotel Windsor, en el barrio Barra da Tijuca, cercado por
unos 1.100 efectivos del Ejército, apoyados por agentes de la Fuerza
Nacional de Seguridad y de las policías Federal, Civil y Militarizada
para evitar que se acercaran varios centenares de manifestantes que se
concentraron en el lugar para protestar contra la subasta.
Esta mañana, manifestantes enmascarados protagonizaron violentos
enfrentamientos con los efectivos, que reprimieron con gases
lacrimógenos y balas de goma, reportaron las agencias EFE, DPA y ANSA,
pero sobre el mediodía los trabajadores petroleros que protestaban
comenzaron a desconcentrarse.
Al menos seis personas resultaron heridas, un automóvil de la prensa fue
incendiado y se encendieron diversas fogatas hechas con basureros,
residuos y otros elementos, a modo de barricada, en varias partes del
barrio, llegando incluso hasta la playa Tijuca.
Pese a las protestas, el gobierno celebró el "éxito" de la subasta, la
cual, según el ministro de Minas y Energía, Edison Lobao, abre "un nuevo
tiempo en Brasil en materia de exploración de petróleo".
El ministro salió así al cruce de las principales críticas, muchas de
las cuales provienen de grupos de izquierda que consideran que el
negocio es una "privatización" y una "entrega" de la mayor riqueza del
país a capitales extranjeros.
Además, los tribunales brasileños rechazaron durante el fin de semana 24
demandas que exigían la suspensión de la subasta a la que cuestionaban
por inconstitucionalidad, entre otros motivos.
Por su parte, la presidenta Dilma Rousseff dijo que la subasta de los
pozos en aguas ultraprofundas es un acontecimiento que "marcará al país
por generaciones", informó el diario Folha de Sao Paulo.
"La presidenta autorizó el empleo del Ejército exclusivamente para este
evento, y para que estén en el entorno del hotel", declaró el ministro
de Justicia, José Eduardo Cardozo.
Tras concretarse la licitación, el gobierno obtendrá una ganancia
inmediata de 15.000 millones de reales (unos 7.000 millones de dólares)
que pagará el consorcio para comenzar a trabajar.
El yacimiento Libra se encuentra en la cuenca marítima de Santos, a 183
kilómetros de la costa de Río de Janeiro y a una profundidad de 7.000
metros (2.000 metros de agua y el resto de roca) bajo el lecho del
Atlántico.
Con un área de 1.500 kilómetros cuadrados, atesora reservas que podrían
casi duplicar las ya probadas de Brasil, según cálculos de la Agencia
Nacional del Petróleo (ANP).
Para desarrollar el campo, las petroleras deberán invertir cerca de
100.000 millones de reales (46.080 millones de dólares), lo que incluirá
la operación de 12 a 18 plataformas de gran tamaño y hasta 90 barcos de
apoyo.
La directora general de la ANP, Magda Chambriard, calculó que Libra le
permitirá al Estado recaudar en el tiempo de contrato (35 años) 300.000
millones de reales (138.248 millones de dólares) en regalías y 600.000
millones de reales (276.496 millones de dólares) con el petróleo cedido.
Si se tiene en cuenta los impuestos y la participación que corresponde a
Petrobras, compañía que cotiza en bolsa pero está controlada por el
Estado, 80 por ciento de los ingresos petroleros quedará en manos
públicas brasileñas, según Chambriard.
La directora general de la ANP afirmó en rueda de prensa que "es difícil
de imaginar un éxito mayor" debido a la capacidad técnica y financiera
de las empresas que componen el grupo ganador.
"El consorcio vencedor tiene cinco empresas; tenemos la segunda, la
cuarta, la séptima y la octava de mayor valor de mercado; tres son
nacionales (estatales) y dos internacionales europeas; un éxito mayor
que éste es difícil de imaginar", manifestó.
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