Políticos y organizaciones sociales rechazaron a la oferta efectuada el pasado sabado por un grupo de jerarcas de la última dictadura de suministrar información sobre los crímenes de lesa humanidad cometidos en ese período a cambio de la reducción de sus condenas de cárcel.
“Quiero decir con claridad que esto es inadmisible, que con los crímenes de lesa humanidad no se negocia”, afirmó la expresidenta Michelle Bachelet, que fue víctima de la dictadura y según todas las encuestas es amplia favorita para ganar las elecciones presidenciales del 24 de noviembre próximo.
La exjefa del Estado indicó que “si alguien tiene información, tiene que
entregar toda la información” porque “no hacerlo es mantener el dolor
de los familiares de las víctimas, es mantener la herida que tiene” el
país, informaron las agencias noticiosas ANSA, DPA y EFE.
“Queremos unidad en el país, pero sobre la base de la verdad y la
justicia”, subrayó Bachelet, que junto a su madre fue detenida,
torturada y autorizada a partir al exilio por la dictadura, y cuyo
padre, general de la Fuerza Aérea, fue detenido y torturado, y murió en
prisión.
La polémica propuesta fue hecha pública ayer por René López, abogado del
general retirado Manuel Contreras, que durante la dictadura dirigió la
hoy disuelta Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), la temible
policía secreta de dicho régimen, y hoy está preso por delitos de lesa
humanidad.
En declaraciones a la televisora CNN Chile, López afirmó que tanto su
defendido como los restantes condenados por el mismo motivo y que
cumplen su prisión en el penal Punta Peuco están dispuestos a entregar
información en una “mesa de diálogo”.
Consultado sobre si la reducción de sus condenas sería una condición
para brindar esos datos, el abogado respondió que “podría ser una
posibilidad”.
“Mientras no nos miremos a la cara y conversemos directamente el tema
como hay que tocarlo, no como se ha tocado otras veces...”, dijo López y
agregó: “Yo creo que ésta será la verdad definitiva”.
“Si el presidente (Sebastián Piñera) autoriza, podemos entrar a
conversar, formar una mesa de diálogo, chequear antecedentes, buscar por
ahí y por allá”, señaló el letrado.
Añadió que “está la mejor disposición de las tres ramas de las Fuerzas
Armadas, de Carabineros, de Investigaciones, de toda la gente que
participó en estos hechos, de colaborar, de forma concreta y eficaz”.
“Nadie va a salir defraudado, siempre y cuando el presidente nos cumpla;
siempre lo hemos puesto en duda, pero esta vez esperamos, alguna vez
tendrá que cumplir” y “si así fuera, estaría cerrando un capítulo enorme
en el dolor de todos los chilenos”, subrayó López.
Piñera no se había pronunciado sobre el tema hasta esta tarde, pero su
correligionario Pablo Zalaquett -senador nacional y exalcalde de
Santiago- tomó distancia de la propuesta.
“Todo lo que es tener información para los familiares me parece muy
bien, pero creo que los beneficios son un tema distinto; primero, la
información va a permitir la reconciliación y luego serán los jueces los
que determinarán si eso equivale o no”, dijo el legislador del partido
Renovación Nacional (RN, centroderecha).
Zalaquett remarcó que “no está en posición, el abogado, de estar
pidiendo beneficios a cambio de información” pues “la información se
debió haber dado siempre”.
En tanto, el diputado Jorge Ulloa, de la Unión Demócrata Independiente
(UDI, socia de RN en la coalición gobernante y más cercana a las
posiciones de la dictadura), opinó que “la entrega de antecedentes tiene
que ser a cambio de nada”.
“No corresponde pedir nada a cambio; lo que tenemos que hacer es el
tremendo esfuerzo de que se ubiquen todas las personas que están
desaparecidas, ojalá todas”, agregó Ulloa.
Asimismo, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos
Desaparecidos (AFDD), Lorena Pizarro, sostuvo que la propuesta forma
parte de “una ofensiva muy siniestra y peligrosa” de “aquellos que están
cercanos a quienes nunca han tenido arrepentimiento”.
A la vez, el diputado comunista Hugo Gutiérrez, quien actuó como abogado
en varias causas relacionadas con la violación de derechos humanos,
declaró que la eventual rebaja de las condenas no es “lo correcto para
la construcción de una democracia sana”.
Se estima que durante la dictadura que encabezó el general Augusto
Pinochet entre 1973 y 1990 unos 3.200 chilenos murieron a manos de
agentes estatales y unos 34.000 fueron encarcelados y torturados por
motivos políticos, de los cuales 1.192 aún están registrados como
desaparecidos.
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