La detención del dictador chileno Augusto Pinochet en Londres, de la que ayer se cumplieron 15 años, marcó un hito en la lucha por los derechos humanos, por ser la primera vez que se detuvo a un ex jefe de Estado sobre el principio de jurisdicción universal, sostuvo Amnistía Internacional (AI).
Pinochet, fallecido en 2006, fue apresado en la capital británica el 16 de octubre de 1998, después de que el juez español Baltasar Garzón dictara una orden de detención pidiendo su extradición a España por cargos de tortura, terrorismo y genocidio.
Amnistía Internacional recordó ayer esa fecha en un comunicado que incluye el
testimonio del abogado español Joan Garcés y de la ex investigadora de
esa organización Virginia Shoppeé, quienes participaron en el caso.
Garcés, que fue asesor del presidente Salvador Allende, recabó pruebas
sobre los crímenes de la dictadura de Pinochet (1973-1990) y el 15 de
octubre de 1998 presentó ante la Audiencia Nacional una petición de
orden de detención contra el general para que fuera juzgado en España,
recordó la agencia EFE.
"Esperábamos el momento adecuado para pedir una orden de detención
internacional contra Pinochet. Teníamos que esperar a que viajara a un
país cuyo Poder Judicial fuera lo bastante fuerte e independiente como
para resistir la presión política y diplomática que generaría su
detención", dijo Garcés.
Shoppeé, que escribió numerosos artículos en los que recordaba a los
gobiernos europeos que tenían la "obligación" de detener a Pinochet si
pasaba por sus países, consideró que el arresto del dictador "marcó un
hito en la lucha por los derechos humanos".
El 8 de octubre de 1999 la justicia británica dio luz verde a la
extradición a España del general chileno por los delitos de tortura y
conspiración para la tortura.
Sin embargo, en marzo de 2000 el ministro del Interior británico de la
época, Jack Straw, ordenó la liberación de Pinochet por motivos de
salud, después de que un examen médico señalara que no estaba en
condiciones de enfrentar un juicio.
El 3 de marzo, Pinochet regresó a Chile, aunque no lo hizo "como una
persona inocente, como un ex presidente acusado injustamente, sino como
un hombre culpable de violaciones de los derechos humanos cuya
extradición no se había permitido por motivos de salud", resaltó
Virginia Shoppeé.
"No debemos olvidar que Pinochet murió (en 2006) como prófugo de la
Justicia. Le quedó claro que la sociedad internacional lo consideraba un
criminal", concluyó el abogado español Joan Garcés.
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