La historia de Nathan Verhelst es digna de ficción. Nació como mujer y sus padres la llamaron Nancy. Pero nunca se reconoció en su cuerpo femenino, y durante años trajinó para someterse a una operación de cambio de sexo.
En 2009 le realizaron las primeras operaciones para convertirla en un hombre, pero en lugar de sentirse feliz y aliviada, se consideraba un "monstruo" tras su transformación física. Nunca llegó a reconocerse en el espejo como lo que esperaba ser.
Por ese motivo, y atormentado por años de padecimiento, el mes pasado logró que la justicia belga le concediese la eutanasia -permitida en ese país desde hace doce años- alegando "daños psicológicos". Y así, a los 44 años, le puso fin a su vida.
Una experiencia tortuosa. "Estaba dispuesto a celebrar mi nuevo nacimiento, pero cuando me miraba al espejo estaba muy disgustado conmigo mismo. No quiero ser un monstruo", le había confesado Nathan al diario belga "Hel Laatse Nieuws" poco tiempo antes de morir.
La eutanasia está despenalizada desde 2002 en Bélgica, uno de los únicos tres países en Europa, junto con Holanda y Luxemburgo, donde el procedimiento es legal.
El Estado belga aceptó por eso su petición de morir, alegando un "sufrimiento psicológico insoportable", y se convirtió en la primera persona en Bélgica que decide morir después de practicarse un cambio de sexo.
Según publicó "BBC Mundo", hacía más de un año que Nathan Verhelst había solicitado la eutanasia, y aunque los detalles que se informaron sobre el caso son escasos, el pedido se fundamentó en los profundos efectos físicos y psicológicos que le dejaron las cirugías.
La ley belga define la eutanasia como "un acto realizado por un tercero, que intencionalmente termina la vida de una persona por el requerimiento de esa misma persona".
Jacqueline Herremans, miembro del Comité Federal de Evaluación y Control de Eutanasia de Bélgica, aseguró a la "BBC Mundo" que "es la primera vez que se aplica en el caso de una persona transexual por los efectos derivados de intervenciones quirúrgicas para obtener una nueva identidad sexual".
Además, señaló que la persona "tiene que pedirlo por voluntad propia, sin ser forzada" y aclaró que "no tiene que tener una enfermedad terminal" ya que "ese supuesto no está previsto en la ley".
"En esta nación (Bélgica) de 11 millones de habitantes, los suicidios legales subieron un 25 por ciento en 2012, a 1.432 (según los últimos números disponibles), aunque la eutanasia solo representa el 1 por ciento de sus fallecimientos anuales", explicó Herremans.
Historia de vida. Nathan Verhelst, quien nació mujer y contaba con dos hermanos varones, inició en 2009 su terapia hormonal para el cambio de sexo y finalmente en 2012 se sometió a dos cirugías: una mastectomía y una reconstrucción genital para tener un pene.
En la entrevista que concedió al "Het Laatste Nieuwshoras", contó que nació como "la niña a la que nadie quería", que sus hermanos fueron aceptados por su madre, pero que a "Nancy" solo la "toleraba" y la hacía dormir en un cuarto del garaje de su casa.
Tras la eutanasia, la madre de Verhelst, que no fue identificada con su nombre, le confesó al mismo periódico que el nacimiento de Nancy como niña la "decepcionó".
"Era tan fea…Tuve un parto fantasma. Su muerte no me molesta. No siento tristeza, ni dudas ni remordimiento. Nunca tuvimos un vínculo", aseguró.
En declaraciones al diario británico "The Telegraph", el médico a quien se atribuye haberle practicado la eutanasia, Wim Distelmans, explicó que "el insoportable e incurable sufrimiento" llevó a su paciente a hacer esta elección.
"Para la eutanasia, un sufrimiento insoportable puede ser físico y psicológico. Este caso claramente cumplía con las condiciones que exige la ley. Nathan se sometió a tratamiento psicológico por seis meses", señaló.
Jacqueline Herremans le contó a "BBC Mundo" que la noticia del caso Verhelst la tomó por sorpresa, por lo que decidió consultarle al doctor Distelmans.
Fue en ese momento cuando supo que las operaciones de cambio de sexo habían dejado también a Nathan secuelas físicas que impedían a su cuerpo cumplir con funciones fisiológicas básicas.
"La cirugía (de reconstrucción de los genitales) fue un desastre y afectó funciones vitales. Su calidad de vida mermó considerablemente. Se trata de una operación muy delicada con la que tienes que ser muy preciso, o puede ser más dañina que beneficiosa", comentó Herremans.
De acuerdo al procedimiento, una vez que el médico aceptó aplicar la eutanasia debió consultar la opinión de un segundo médico y, dado que la muerte no se daría inmediatamente, también la de un tercero, que según Herremans son psiquiatras.
El final anunciado. "Qué lástima que la gente te dé la espalda si escoges convertirte en la persona que por años llevaste dentro. Si un hombre necesita cambiar por un asunto de género más allá de lo que se ve afuera (…) es una decisión de vida o muerte (…) Qué lástima que la gente me sigue decepcionando", escribió Nathan Verhelst el 4 de septiembre de 2012, sobre su cambio de sexo, en su perfil de Facebook.
Jacqueline Herremans comentó que a pesar de la nula relación con su familia, Nathan no estuvo solo al momento de la muerte asistida, ya que además del equipo médico, estuvieron amigos. Y el día antes hicieron una despedida en un jardín, a la que también invitaron a periodistas.
Según medios locales, la muerte de Nathan Verhelst tuvo lugar en el hospital y se efectuó por inyección letal que se le administró el 30 de septiembre.
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