El Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización criminal de Brasil, planea lanzar una onda de ataques durante la Copa del Mundo de 2014, según informaciones obtenidas por el servicio de inteligencia de la policía de Sao Paulo.
Los mandos del PCC, en su mayoría detenidos en cárceles de Sao Paulo, ordenaron a su subalternos que preparen una seguidilla de ataques durante la Copa del Mundo y las elecciones presidenciales, que se realizarán en julio y octubre de 2014.
El Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor organización criminal de
Brasil, planea lanzar una ola de ataques durante el mundial de fútbol y
las elecciones presidenciales de 2014, por lo que el gobierno del
estado San Pablo anunció la creación de una fuerza conjunta para
combatirlo.
La información fue confirmada por el servicio de inteligencia de la
policía paulista, que indicó que los mandos del PCC, en su mayoría
detenidos en cárceles de esa ciudad, ordenaron a sus subalternos que
preparen una seguidilla de ataques para realizar durante la Copa del
Mundo y los comicios que se efectuarán en julio y octubre de 2014,
respectivamente.
Los planes de la organización, que incluyen la hipótesis de ejecutar al
gobernador del estado San Pablo, Geraldo Alckmin, fueron analizados hoy
durante una reunión de emergencia entre autoridades del gobierno
paulista y comandantes de las policías Civil y Militar.
Entre los materiales obtenidos a lo largo de tres años de
investigaciones, hay indicios de que el PCC procuró además establecer
una sociedad con sus pares del Comando Vermelho carioca, una
organización narco.
La banda criminal apunta al Mundial del año próximo, del que Brasil será
anfitrión y que se jugará en 12 sedes, entre ellas San Pablo y Río de
Janeiro, las principales ciudades brasileñas a donde llegarán miles de
turistas.
La seguridad para este certamen, así como para los Juegos Olímpicos de
2016, está a cargo de un organismo especial creado por la presidenta
Dilma Rousseff e integrado por policías federales y militares.
No obstante, ante las implicancias de los planes terroristas del PCC
para la seguridad nacional y la imagen internacional de Brasil, el tema
fue analizado por el Comando Militar del Sudeste y hoy el gobierno de
San Pablo, el más rico y poblado de Brasil, anunció la creación de una
fuerza conjunta para combatir el crimen organizado, haciendo hincapié en
el PCC.
El anuncio fue realizado por el propio Alckmin después de una reunión
con los secretarios de Seguridad Pública, Fernando Grella, y de
Administración Penitenciaria, Lourival Gomes, además de los comandantes
de las policías Civil y Militar.
La "Fuerza Tarea", como llamó Alckmin al grupo especial que será creado,
tendrá el objetivo de obtener informaciones de inteligencia para
facilitar el combate al crimen organizado.
También especificó que habrá un equipo especial de la Contraloría de la
Policía que investigará la participación de agentes dentro de las
acciones criminales del PCC, debido a algunas denuncias que derivaron en
la separación de 100 agentes en lo que va de este año, reseñó la
agencia de noticias ANSA.
Otra de las medidas anunciadas por Alckmin es la de abrir una licitación
para la instalación de bloqueadores de señal de telefonía móvil dentro
de 23 cárceles del estado, donde 90 por ciento de las unidades son
controladas por el PCC.
Las autoridades paulistas reconocieron, además, que pretenden trasladar a
los presos de la cúpula del PCC ante la existencia de 33 pedidos para
que los detenidos sean derivados al Régimen Disciplinario Diferenciado
(RDD), una especie de aislamiento preventivo en las cárceles de máxima
seguridad, reportó la agencia EFE.
En este sentido, en las llamadas interceptadas por los servicios de
inteligencia también se detectó un plan de ataques del PCC al corto
plazo ante la posibilidad de que sus cabecillas sean sometidos a otro
régimen de detención más severo.
El PCC cuenta con más de 11.000 miembros, domina los penales de varios
estados brasileños, trafica armas y drogas, y tiene ramificaciones en
Paraguay y Bolivia.
El grupo, que nació en la década de los `90, cuenta con una base de
apoyo organizada en las favelas de San Pablo, y desde allí lanzó decenas
de acciones relámpago en 2006, dejando un saldo de cientos de muertes.
Su máximo líder es Marco Willians Herbas Camacho, alias Marcola, con
quien las autoridades paulistas tuvieron que reunirse en 2006 para que,
desde una prisión de máxima seguridad, ordenara a sus hombres que
pusieran fin a los ataques.
Arrogante y frío, según la descripción de investigadores, Marcola dio a
entender en una grabación que su poder es incontestable y que gracias a
la disciplina impuesta por el PCC ya no se consume crack en las cárceles
de San Pablo.
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