La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, anunció la implementación de un sistema que procurará hacer inviolables las comunicaciones de funcionarios del gobierno, en respuesta al espionaje cibernético estadounidense descubierto meses atrás.
"Determiné que el Serpro (Servicio Federal de Procesamiento de Datos) implante un sistema seguro de e-mails para todo el gobierno federal", anunció la jefa de Estado.
"Esta es la primera medida destinada a ampliar la privacidad
y la inviolabilidad de los mensajes oficiales, es necesaria más
seguridad para prevenir el espionaje", planteó Rousseff el
domingo.
Para el gobierno es una "prioridad (contrarrestar) el
espionaje tras las denuncias hechas por el norteamericano Edward
Snowden sobre el posible espionaje a la presidenta Dilma y
asesores", reportóayer la Agencia Brasil.
Se espera que esta semana el Congreso trate el Código Civil
de Internet, un proyecto enviado por el Poder Ejecutivo que
obligará que empresas como Google y Facebook acopien en Brasil
los datos de internautas brasileños.
La semana pasada Rousseff instruyó a los legisladores de la bancada oficialista que traten en carácter de urgencia ese proyecto de ley.
Soberanía informativa
El especialista español en medios de
comunicación, Ignacio Ramonet, declaró a ANSA que juzga correcta
la posición de la presidenta Dilma Rousseff en defensa de la
"soberanía informativa de Brasil" frente al espionaje
norteamericano y por desistir de su visita a Washington.
Rousseff anunció la implantación de un sistema contra la
filtración de las comunicaciones de sus funcionarios.
"En general las decisiones de la presidenta Dilma han sido
las apropiadas para hacer frente al espionaje electrónico de
Estados Unidos que, como se ve, no respeta ni a los países que
considera sus aliados", señaló Ramonet.
Documentos hechos públicos por el ex agente norteamericano
Edward Snowden mostraron que la agencia NSA invadió mensajes de
Rousseff, la petrolera Petrobras y el Ministerio de Minas y
Energía.
Luego de tomar conocimiento del hecho Rousseff desistió de
aceptar un convite de su colega norteamericano Barack Obama para
realizar una visita de Estado a Washington el 23 de octubre.
"Esto no sólo es una respuesta diplomática sino que va más
allá, fue un gesto simbólico, haber abandonado la idea de
visitar a Obama fue una forma correcta de escenificar el
descontento", comentó Ramonet.
"Dilma ha hecho lo que debía hacer, no se puede permitir que
un estado, sólo porque dispone de instrumentos tecnológicos que
le permiten husmear en las comunicaciones, ponga bajo vigilancia
a gobiernos amigos, convierta a sus embajadas en verdaderas
centrales de inteligencia y acciones desestabilizadoras".
"Si se ha llegado al punto de vigilar a Dilma también podemos
sospechar que la NSA vigiló al Estado Mayor del Ejército
brasileño, a los partidos políticos, a los sindicatos, es una
actitud inamistosa", especuló.
Rousseff anunció el domingo que el Servicio Federal de
Procesamiento de Datos "implantará un sistema seguro de e-mails
para todo el gobierno federal con el fin de ampliar la
privacidad y la inviolabilidad de los mensajes oficiales".
Otra de las iniciativas que se barajan en Brasil es contar
con un satélite geoestacionario, con tecnología del grupo
franco-italiano Thales Alenia Space, con un costo de 600
millones de dólares, para ser puesto en órbita en 2016.
Y se espera que esta semana el Congreso trate el Código Civil
de Internet, un proyecto elaborado por el Poder Ejecutivo en el
que se obligará que empresas como Google y Facebook a acopien en
Brasil los datos de internautas brasileños.
La semana pasada la Presidenta había instruído a los
legisladores de la bancada oficialista que traten en carácter de
urgencia esa normativa.
Para Ramonet el imponer a las grandes empresas de Internet
que almacenen los datos en los países donde operan no debe ser
interpretado como una medida autoritaria.
"Esto en absoluto es una restricción a la libertad de
expresión, fíjese en el ejemplo de que para abrir un canal de TV
o un diario en Francia o en otros países se requiere de la
autorización del gobierno, adquirir un medio requiere una serie
de requisitos, si uno se compra una TV está utilizando el
espectro radioeléctrico de dominio público, del Estado".
"Y el mismo principio lo podemos aplicar a Facebook que si
bien transmite sus datos por satélite a Estados Unidos,
finalmente actúa dentro del territorio nacional brasileño, del
territorio nacional español, etc", argumenta.
"Esto que plantea Dilma no es más que decir que su Estado no
quiere resignar su soberanía nacional, la soberanía
informacional, que no acepta el principio de la globalización
que suprime toda soberanía".
El hecho de que la obtención clandestina de informaciones por
parte de la NSA se haya convertido en un asunto de la política
externa brasileña es "síntoma de una época nueva", estima el
editor del mensuario Le Monde Diplomatique de España.
"Cualquier potencia emergente como Brasil sabe que la
comunicación hoy es una materia prima fundamental, es
estratégica, y siendo así su política externa le otorga una
incidencia preponderante, y es ésto lo que vemos ahora cuando un
caso de espionaje electrónico se coloca como una cuña entre
Brasil y Estados Unidos".
"Al fin y al cabo yo creo que cuando un país se apropie de las informaciones de otro, esto no es diferente a que le hurte petróleo o gas", ejemplifica Ramonet.
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