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09/10/2013 - Suecia

Nobel de Química para un ausrtraliano, un israelí y un sudafricano

El Premio Nobel de Química 2013 fue asignado ayer al austríaco Martin Karplus, al sudafricano Michael Levitt y al israelí Arieh Warshel, por el desarrollo de modelos para sistemas químicos complejos.

 Karplus, de 83 años y nacido en Viena, es profesor emérito en la Universidad de Harvard, en Estados Unidos, mientras Levitt, quien nació en 1947 en Pretoria, se desplazó en 1971 a Gran Bretaña, donde trabajó en la Universidad de Cambridge.

Warshel es israelí, nació en 1940, y en su país trabajó en el Instituto Weizmann, en Rehovot.

El Nobel de Química 2013 premió el "salto al ciberespacio" para el estudio de las moléculas, posible gracias a la utilización de computadoras.

En los años 70, Karplus, Levitt y Warshel sentaron las bases para "jubilar" los viejos modelos de las moléculas construidos pacientemente por los químicos y biólogos moleculares usando bolitas de plástico multicolores.

En cambio abrieron el camino para estudiar y proyectar en la computadora las estructuras de las moléculas, incluyendo las más complejas.

Como observaron los expertos de la Fundación Nobel, en pocos años la computadora se convirtió en una suerte de "Virgilio en el mundo de los átomos", un guía del que la investigación ya no puede prescindir.

Gracias a las computadoras, en poco tiempo se hizo posible reconstruir paso a paso la rapidísima serie de acontecimientos que se subsiguen en una reacción química.

Ahora es posible observar "en forma desacelerada" los eventos que ocurren en el plazo de un milisegundo, con un detalle imposible de alcanzar previamente.

Gracias a los modelos informáticos hechos posibles por Karplus, Levitt y Warshel, hoy se pueden estudiar reacciones fundamentales y útiles para diversos sectores de la industria.

    Observar en detalle reacciones típicas del mundo infinitamente pequeño tuvo también otra consecuencia: los modelos elaborados por Karplus, Levitt y Warshel son los primeros que lograron combinar las reglas de la física clásica, a las que obedecen las grandes moléculas, con aquellas de la física cuántica, que gobiernan el mundo de los átomos.