La ecologista Marina Silva sorprendió a observadores y dirigentes políticos al anunciar la formación de un frente con los socialistas, lo cual alteró el tablero de la política de Brasil hacia los comicios de 2014 donde una de las afectadas puede ser la presidenta Dilma Rousseff, favorita en las encuestas.
Marina se ubica segunda en los sondeos y aunque nada indica que desplazará del primer puesto a Dilma, comentaristas estiman que podría influir para que haya balotaje.
"Balotaje" es precisamente la palabra que más incomoda a los
funcionarios del Palacio del Planalto, sede presidencial, donde
desde hace meses se trabaja para garantizar la reelección de
Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), en la primera
vuelta de los comicios de octubre del año próximo.
Hasta el sábado a la mañana el entorno de la Presidenta daba
como cierto que Marina Silva no se presentaría en la disputa o
si lo hacía sería con un partido menor, una apuesta desmentida
en la tarde del sábado por la dirigente ambientalista.
Los miembros del gobierno preferían que el duelo de 2014 se
polarice entre Dilma y el Partido de la Socialdemocracia
Brasileña (PSDB), de centro, repitiendo el escenario de los
comicios de 2002 y 2006, cuando ganó Lula da Silva, y de 2010,
elecciones en las que triunfó Rousseff.
Esa disputa entre izquierda y centroderecha se demostró
conveniente para el PT, que no se siente tan a gusto cuando
surge una tercera via, como seria de Marina, una ex petista, que
en 2010, siendo candidata presidencial por el Partido Verde
conquistó 20 millones de votos, gran parte de los cuales eran de
electores progresitas, que alguna vez votaron a Lula.
Marina había vivido una frustración el jueves cuando el
Tribunal Superior Electoral no reconoció como partido nacional a
la Red de Sustentabilidad, la fuerza creada por ella y que logró
establecerse en casi todo el país.
Ese revés en la Justicia el jueves, que Marina atribuyó a una
maniobra oculta del oficialista PT, pareció poner fin a su
carrera presidencial, pero no fue así.
El sábado la carismática ambientalista, que es popular entre
las clases medias de Sao Paulo, Rio de Janeiro y Brasilia, dejó
boquiabierto al mundo político con su anuncio de que se afiliaba
"simbólicamente" al Partido Socialista de Brasil pero sin
desistir de formar la Red de Sustentabilidad.
Esa ambiguedad de firmar la ficha del socialismo y seguir
conduciendo la Red abre espacio para muchos escenarios, el más
ambicioso de ellos sería el de que Marina finalmente se postule
a la presidencia por el PSB.
Por lo pronto, Marina ni siquiera es precandidata, ya que
oficialmente anunció su apoyo a la postulación de Eduardo
Campos, jefe del PSB, partido que fue parte de la coalición de
Dilma hasta hace un mes.
No obstante, para varios comentaristas, mucha agua correrá
debajo del puente electoral hasta mediados de 2014 cuando se
formalizarán las candidaturas.
"La ex senadora Marina Silva continúa siendo candidatísima a
la presidencia, y el juego hacia el 2014 apenas está comenzando"
escribió hoy Rogerio Gentile, secretario de redacción del diario
Folha de Sao Paulo.
A pesar de que Marina prometió respaldar la postulación de
Eduardo Campos, ella será finalmente quien disputará la
presidencia, opinó el secretario de redacción de Folha.
"La ex senadora juega con el tiempo a favor, ello no tiene
prisa porque sabe que si logra continuar muy delante de Campos
en las encuestas, hoy tiene 26% de apoyo contra el 8% de Campos,
no habrá fuerza capaz de quitar su nombre de la boleta",
escribió Gentile.
Algunos elementos de ese análisis fueron compartidos por el
periodista Nerval Pereira, del canal Globo News, al decir que
"hoy por hoy el candidato es Eduardo Campos pero muchas cosas
pueden pasar hasta 2014 y va a influir como esté cada uno de
ellos en las encuestas".
Lo que ocurrirá dentro de un año en los comicios de la mayor
potencia latinoamericana es, en rigor, una incógnita; lo único
cierto de momento es que el desembarco de Marina Silva, cuya
popularidad sigue creciendo, incluyó una pieza capaz de influir
en los movimientos del resto de los jugadores.
Y, lo más importante, el anuncio de Marina trajo oxígeno y creatividad a una oposición hasta el sábado lánguida, al tiempo que encendió una luz de preocupación en el oficialismo, donde temen que ante un eventual balotaje todo el arco adversario se una contra Dilma.
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