Hoy, a las 20.30, en el Teatro El Pulmón, Córdoba 86, se llevará a cabo la presentación de "Cosecha de luz", libro de poemas de Roberto Espinosa, ilustrado por destacados artistas plásticos tucumanos, editado por la Editorial de la Universidad Nacional de Tucumán.
El doctor en Letras, Ricardo Kaliman, se referirá a la obra, se leerán poemas y luego la cantante Emilia Danesi y el guitarrista Carlos Podazza interpretarán piezas que Espinosa compuso con Podazza.
Sostenido tú mayor
Arte y Amor son dos enormes paisajes, que nos obnubilan con su grandeza, nos pasman su extendido horizonte, nos cohíben incluso cuando inquietantemente nos convocan, en abstractos susurros cuyo origen no alcanzamos a adivinar.Y, sin embargo, en la poesía de Roberto Espinosa, arte y amor se nos revelan en toda su domesticidad. No, por cierto, la domesticación de la obediencia: su imperativa magnificencia permanece inmaculada, sólo que tibia y tierna, que podemos tocarla con la mano y con el corazón. No, arte y amor se entregan aquí con la familiaridad de lo hogareño, la dulzura de lo cotidiano, la intimidad de una caricia al despertar por la mañana.Uno se pregunta, al cabo, cómo es que esto ocurre.Atisbo que, antes de que empiecen a sonar las palabras, durante ellas, y en el eco vagabundo que se va apagando lentamente cuando ya se han ido, el instrumento secreto del poeta son los afectos. A diferencia del Arte y del Amor, los afectos son paisajes pequeños, pero que se agigantan en la inmensidad de la memoria. Están siempre con nosotros, en los recodos más anegados de indolencia, en los recesos más luminosos y en las sombras más angustiosas. Nos alivian, nos consuelan, nos estimulan. Cuando no estamos, nos hacen regresar. Cuando estamos, nos liberan.Atiborrado de afectos, Roberto Espinosa sacude el Amor y el Arte y los va desparramando en fetiches. Las palabras, apenas iluminadas por la metáfora, se vuelven símbolos levemente sagrados de una afectividad interminable que las llama, las colecciona y las enciende como velas de una suave luz inextinguible. Así puede esta poesía, por ejemplo, desnudar la sensualidad olvidada de los clásicos o revelar la sublime hondura de los besos, sugerir el alma detrás de los nombres y precisar el cuerpo detrás de los misterios.Los afectos, eso sí, nunca son solamente de uno mismo. Se nutren de aquellos que los han despertado: del padre y de las hijas; de los artistas de la música culta y popular, que se aproximan siempre aunque estén lejanos; de la amada al mismo tiempo piadosa, volátil, hereje y carnal.Hechizado por los afectos, el poeta, para hablar de sí mismo, sólo habla de los otros, les habla a ellos queriéndolos, seduciéndolos, enalteciendo a cada uno hasta que sobrepasan el cuerpo del poema, interminablemente yéndose desde un mi menor hacia un tú mayor.
Ricardo J. Kaliman
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