Elocuente, sólida, los dos pies sobre la tierra y elegante, Julia Pirani, quien acaba de presentar al gran público su sello, es una de las nuevas estrellas de la edición independiente argentina, que amenaza expandirse al universo de las convenciones tipográficas y digitales.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : ¿Cuándo nace este proyecto y cuáles serían sus objetivos?
P : Nace a principios de este año, en el verano del 2013 exactamente. Siempre estuve involucrada con el mundo de las letras y el de la comunicación. Entonces pensé que sería una buena síntesis de ambos fundar una editorial. El objetivo fundamental es leer mucho a mis contemporáneos, charlar con ellos el por qué de tal o cual historia, preguntarnos por las mismas cosas, pensar juntos a un receptor, etcétera. El germen de este proyecto, lo digo con cierto pudor, es bien personal. Siempre escribí mucho, tengo un fuerte recuerdo de mí tipeando historias, todo el tiempo, aunque desde hace un par de años no lo estoy haciendo. Vengo de las ciencias sociales, y creo que en un momento me ocupé mucho más de leer y pensar en ese campo, y me encorseté. Dejé de escribir ficción. En esa falta de fluidez, registré que no quería perderme la posibilidad de crear, de armar una obra con este telón de fondo o marco político actual. Decidí empezar a trabajar con mis colegas escritores: a leerlos, discutirlos, a aprender de ellos. Digamos que fue una cuestión de conciencia. Por lo demás, creo que el catálogo hablará por sí solo.
T : ¿Los primeros títulos? Contame de qué van, y los autores.
P : Arrancamos con tres títulos, Forever juntos es un discurso amoroso que hibrida elementos aparentemente distanciados como la nouvelle vague y el kirchnerismo. Es un libro romántico. Creo que Luciano Lutereau, su autor, es un romántico, en el mejor sentido del término. Forever... es un objeto kitsch, colorido, cargado: un poemario seguido de un ensayo, un experimento hermoso. El libro de Matías Pailos es una nouvelle bastante incorrecta, que nos devuelvea los desaparecidos en forma de zombies. Ojo, zombies con conciencia política, no muerden porque sí. El libro se llama Volveré y seré millones y explota un imaginario contemporáneo por demás conocido (muertos vivos, gorilas y otros bichos). Matías se imaginó esta historia hace dos años y la escribió. Y se publicó, como es notorio, hace algunos meses. Remarco esto porque, tal vez, late mejor pensando su origen un par de años atrás. Mariano Gallego, por su parte, escribió Erebo, el diario de un asesino de mujeres. Un relato psicológico con especulaciones teóricas profundas, que por momentos se vuelven absurdos desbordes que rompen con toda promesa de solemnidad.
Una novela que se resiste a ser encajada en el género novela policial. Pablo Katchadjian hace, desde la contratapa, una propuesta de lectura que creo acertadísima: dice que puede ser leída como una parodia de una novela policial teórica. El amor, los zombies, el peronismo. Son elementos trillados. Pero cada una de estas obras me interesa por su autenticidad. No pienso en la originalidad, no creo en eso, y entiendo que no viene siendo importante para nadie, menos después de internet. Lo que más me gusta de esta época es que todo es decible, que hay posibilidades de introducir materiales de todos los tiempos, como los que mencioné, y rehabilitarlos en una narrativa novedosa una y mil veces. Estoy muy conforme con el material. Creo que hicimos tres objetos potentes y llamativos, a la vez que delicados, para seguir dándole oportunidades a la publicación en papel, que lucha por su supervivencia.
T : ¿Qué pensás está sucediendo con las editoriales independientes y cómo impacta esa producción en las estrategias editoriales de las multinacionales
P : Hablando de estrategias, pensaba que las editoriales chicas -así las llamo-, si bien acusan una visión mercantil diferente, tienen más estrategias que una multinacional, por ser materialmente más pobres. Si no las tuvieran, no sobrevivirían, no aflorarían como en los últimos años. Pero, aún así, creo que no pueden lastimar a los grandes grupos. No voy a extenderme en esto. Me parece importante que las editoriales a veces llamadas alternativas nos sigamos cruzando, interviniendo unas a otras, creo en la co-producción, etcétera. Pienso que no existe un mercado importante para nuestras editoriales, sus editores y todas sus ideas. Sí existe mucha y buena literatura circulando. Creo que la mejor ficción local proviene de editoriales que tiran 300 ejemplares o menos. Y existe la web. Tenemos que terminar todos ahí, en la medida que nos animemos y nos dejen.
T : El circuito independiente, ¿está acotado a Buenos Aires, a un grupo de lectores más o menos sofisticado o directamente sofisticado?
P : Creo que el público es muy amplio, y eso gracias a las redes y los diferentes sitios de internet. Digo amplio, no masivo. Si no existiera facebook, el público sería más acotado, por pequeño, y ahí, tal vez, podríamos registrar el nivel de sofisticación del lector. El intercambio y la circulación a través de las redes es tan grande, tan intenso, que todos acceden, en cualquier parte. El circuito es mayor en Buenos Aires, como cualquier otra cosa. Entiendo que le sigue Córdoba.
T : ¿Tendrán colecciones? Si es así, ¿cuáles serán? ¿Podés adelantar algunos títulos, autores?
P : Hay dos colecciones encaminadas, sí. Una será sobre música y otra sobre cine. La primera se llamará Que viva la música, como la novela del gran Andrés Caicedo. La otra creo que se titulará Los indestructibles, y será una co-producción con la gente de Visionado Cine. Hay mucho para contar. Son proyectos bastante pretenciosos, en los que pienso hace mucho tiempo.
T : ¿Cuánto creés que le debe la independencia editorial a las redes sociales?
P : Casi todo. A la gran Zuckerberg Ediciones le debemos mucho más de lo que registramos diariamente.
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