La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, acusó ayer a Estados Unidos de haber cometido una grave "violación a los derechos humanos" y de ofender la soberanía de las naciones con el espionaje realizado a nivel global, al abrir con inédita vehemencia antinorteamericana la 68a Asamblea General de las Naciones Unidas.
"Estamos frente a un caso grave de violación de derechos humanos y de las libertades civiles, de invasión y captura de información sigilosa de actividades empresariales y sobre todo de falta de respeto a la soberanía de mi país", afirmó Rousseff.
La Asamblea de la ONU arrancó marcada por las filtraciones
del espionaje realizado por la Agencia Nacional de Seguridad
(NSA) hechas por el ex técnico informático Edward Snowden.
Rousseff en persona fue uno de los blancos del espionaje,
razón por la cual suspendió una visita de Estado a su colega
Barack Obama en señal de protesta.
La mandataria brasileña basó la parte más importante de su
discurso en denunciar a Estados Unidos por el espionaje y en
reclamar a la ONU un sistema de gestión global de la Internet,
para el cual, dijo, Brasil se pondrá a la delantera.
Como es habitual desde 1947, Brasil abrió las sesiones.
Rousseff, en su tercera participación en la Asamblea, afirmó que
"inmiscuirse de esta forma en la vida de otros países hiere el
derecho internacional y ofende los principios que deben regir
las relaciones entre ellos, sobre todo, entre amigos.
"Jamás, agregó, una soberanía puede afirmarse en detrimento
de otra soberanía. Jamás el derecho a la seguridad de los
ciudadanos puede ser garantizado mediante la violación de
derechos humanos y civiles de otros países", sostuvo.
Apuntó, sin citarlas, a las empresas privadas "que sustentan
el espionaje" y rechazó los argumentos de Washington de que el
espionaje a escala global tiene como motivo identificar acciones
de terrorismo. Son argumentos, aseveró, "sin sustento".
"Brasil sabe protegerse. Repudia, combate y no da cobertura a
los terroristas, somos un país democrático cercado de países
democráticos y pacíficos. Vivimos en paz con los vecinos hace
140 años", dijo en clave de liderazgo regional.
La mandataria recordó, ante sus pares y antes de que hablara
Obama, que Brasil expresó su "protesta" a Estados Unidos
exigiendo "explicaciones, disculpas y garantías de que esos
procedimientos no se repetirán".
La mandataria, una ex guerrillera y presa política, evocó que
como muchos latinoamericanos luchó contra las dictaduras y sus
sistemas de censura y violación de derechos civiles
El espionaje, según Rousseff, es un problema que trasciende
una relación bilateral y es por eso propuso que la tecnología de
la información "no sea un campo de batallas entre los Estados".
"Es el momento de crear condiciones para evitar que el
espacio cibernético sea instrumentalizado como arma de guerra,
por medio de espionaje, sabotaje, ataques contra
infraestructura", advirtió.
Anticipó que Brasil presentará propuestas en los organismos
multilaterales para que la ONU desempeñe "un papel de líder en
regular el comportamiento de los Estados frente a estas
tecnologías y la importancia de internet, de esta red social,
para la construcción de la democracia en el mundo".
"Regulación responsable", dijo para un nuevo sistema de
gobernancia global de la web con garantías para la "libertad de
expresión, la seguridad y el respeto a los derechos humanos".
En términos de política interna, la presidenta -que irá por
la reelección en octubre de 2013- destacó el proceso de ascenso
social de más de 50 millones de personas con los gobiernos del
Partido de los Trabajadores (PT), que inició Luiz Lula da Silva.
Pero también hizo hincapié en la reacción que tuvo su
gobierno frente a las gigantescas manifestaciones de protesta de
junio pasado.
"Las manifestaciones de junio son parte indisociable de
nuestro proceso de construcción de cambio social y democracia.
Mi gobierno no las reprimió, por el contrario, escuchó y
entendió la voz de las calles. Nos formamos en las grandes
luchas brasileñas, la calle es nuestro lugar, nuestra base de
apoyo", afirmó la mandataria.
Aclaró que, a su entender, las manifestaciones "no pidieron
el regreso al pasado sino avances en las conquistas sociales,
más participación y más derechos".
En la última década, desde que Lula asumió en 2003, los
gobiernos del PT, dijo Rousseff lograron "la mayor reducción de
la desigualdad de los úlitmos 50 años" con una red de protección
social capaz de eliminar la pobreza extrema.
Obama, por su parte, habló inmediatamente después de Rousseff pero no respondió a las denuncias de la mandataria y se limitó a hablar de la guerra en Siria, Irán y Medio Oriente.
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